Los forenses dibujan un perfil de El Mancha como alguien al que «hacer el mal le da igual»

El sospechoso de la autoría material del crimen se sentará después, presumiblemente a comienzos del año que viene, ante el mismo tribunal que le juzgó el pasado viernes, junto a un compinche, por un violento atraco a una tienda del municipio registrado unos meses antes, en septiembre. Y ese día pudo conocerse un aperitivo de la futura vista al deponer los forenses que le examinaron a raíz de su detención (por el crimen), el 10 de febrero, quienes coincidieron en dibujar un perfil violento del sospechoso, al que atribuyeron un rasgo de la personalidad, que no un trastorno, «psicopático y antisocial» que se traducen en su caso en «una falta de empatía con los sentimientos de los demás que hace que la falta de cumplimento de las normas no le suponga malestar».

Los forenses, que explicaron ante el tribunal que su informe se realizó, en un principio, para la causa por homicidio, quisieron aclarar que El Mancha, conforme a dichos rasgos de personalidad, «sabe lo que hace y es capaz de controlarlo» antes de matizar que «otra cosa son sus valores morales en cuanto a que a los demás nos pueda parecer que sus actos no son correctos».

Este anticipo del informe forense sobre la personalidad del sospechoso se trajo a la vista por robo para que los magistrados decidan si, en cuanto a estos hechos, el acusado pudo tener afectadas sus capacidades cuando cometió presuntamente el atraco el 1 de septiembre del año pasado. Los peritos, en este sentido, fueron claros a la hora de incidir en que «sabe lo que hace» y de concretar que su drogadicción, fruto de su confirmado consumo de estupefacientes desde la adolescencia, «no anula su capacidad volitiva y solo la abstinencia puede afectar levemente en un momento dado a esta capacidad». Su abogado, en cuanto a la causa del atraco, solicitó en este sentido la aplicación de, al menos, la atenuante de drogadicción ante una condena que, en el caso de confirmar la Audiencia Provincial su culpabilidad, se antoja elevada dado que la fiscal solicitó para José y su compinche nueve años de prisión los delitos de robo con violencia y lesiones sobre el tendero al que asaltaron y, según todos los indicios, llegaron a alcanzar con un hacha en la noche de aquel 1 de septiembre en la que El Mancha, y eso lo reconoció él mismo, logró huir con la caja registradora y un botín de 120 euros que destinó a la adquisición de cocaína.

«Solo quería coger la caja, largarme de allí y ponerme de cocaína», confesó el sospechoso antes de explicar que se inició en el consumo de drogas a los 14 años y que desde entonces combina la ingesta de «porros, cocaína (sobre todo) y heroína». Todo ello, unido a un amplio historial delictivo, que le llevó a pasar por el Zambrana siendo aún menor, asientan el perfil de un delincuente habitual, que acumula tres condenas por robos en los últimos nueve años, marcado por «la impulsividad, la irritabilidad, la falta de empatía y una tendencia a culpar a los demás de sus problemas». La fiscal, en este sentido, tradujo el viernes estos rasgos de personalidad en que José «sabe lo que están bien y lo que está mal, pero hacer el mal la igual».

El Mancha fue detenido el pasado 10 de febrero, al día siguiente de la muerte a golpes y cuchilladas –la víctima sufrió tres heridas incisas a la altura del tórax– de un hombre de 37 años en las inmediaciones del domicilio del propio sospechoso de la autoría material del crimen. Llevaba huido desde el atraco a la tienda. Su padre y cuatro hermanos, uno de ellos menor de edad, también fueron arrestados en la noche del crimen por un posible delito de lesiones por golpear a la víctima. Solo José, El Mancha, permanece desde entonces en la prisión.