Yllana: «No hay que poner limites al humor, es una vía para recapacitar»

-Será complicado elegir, después de treinta años...

-Es que hay muchos números y son muchas obras. Es verdad que costó un poco elegir las ideas, pero ya está en marcha y todo rodado. Llevamos cinco años con él. Empezó siendo 'Lo mejor de Yllana-25 años' y ahora ya hemos llegado a los treinta.

-¿Se han elegido por votación popular, por consenso...?

-Hubo una reunión de los cinco socios y pusimos los números encima de la mesa. En algunos coincidíamos todos. Luego cada uno tenía sus preferencias. Algunos se cayeron, otros se han mantenido... Y ahora, después de tanta gira, ya es un formato fijo, muy probado para mantener el ritmo durante toda la función, para que sea un sin parar.

-¿Hay hilo conductor...?

-Cuando fuimos a Avignon con el espectáculo, los productores franceses nos plantearon la idea de que fuera como un hotel. Estos lo han comprado, supuestamente. Lo inauguran y a partir de ahí en la piscina, en el casino o en la sala de juegos del hotel se suceden los números, que proceden de espectáculos como 'Brokers', 'Star trip', 'Glub, glub'. Hasta de '¡Muu!' hay algunos.

-Y todo eso con el sello Yllana.

-Nuestra seña de identidad es un humor sin límites, con mucha energía, un poco canalla, con su mala leche... y en el que el público participa. Ahora con la covid no puede ser.

-¿Esa interacción como lo solventan?

-Sí que se sube un voluntario, pero con todas las normas que hay que tener: hidrogel, mascarillas... El número de los pájaros, que estaba el último del espectáculo, lo hemos tenido que adaptar, que adelantar un poco... No hay batalla de calcetines, pero no pasa nada. Se reparte algún calcetín entre los de la primera fila para que la gente sepa: 'Ah, mira, ahora vendría esto'.

-El público espera...

-Pues creo que un buen repertorio, basándonos en cómo trabaja la compañía.

-Decía que una de esas bases es el humor sin límite.

-Yo creo que te puedes reír de todo. El humor es una característica del ser humano. No hay humor en el mundo animal. Es difícil y hay que tener mucho respeto con determinados asuntos. Por ejemplo, nosotros hablamos de la pena de muerte en el espectáculo '666'. Ese es un tema que, a priori, no tiene ninguna comedia. O tienes los ejemplos de Roberto Benigni en 'La vida es bella', con los campos de concentración. Él consigue sacar una sonrisa. Incluso el terrorismo, que es algo tan difícil de entender, tendría su vía de humor. No creo que haya que poner límites al humor, porque el humor es también una forma de recapacitar. Lo que sí que hay que tener es mucho cuidado en cómo se hace. Mira, hablando de religión me viene 'La vida de Brian', de Monty Python, que no ofende.

-Pero vivimos un tiempo de 'ofendiditos'.

-La gente se aburre mucho y no tiene otra cosa que hacer que plantear de qué te puedes reír y de qué no. Yo me río del ser humano y de lo que provoca el ser humano. El primero, de mí mismo. Y si no te gusta, no vayas a ver el espectáculo. Al humor no, pero sí que tendríamos que poner límites en otros aspectos.

-¿Por ejemplo?

-Pues a los partidos políticos, de igual la ideología, que prometen y luego no hacen.

-¿Nos reímos de lo mismo que hace treinta años?

-Sí. El plátano en el suelo, la caída, el golpe... todo eso existirá siempre, para toda la vida. Eso es lo básico. Esa es la esencia del humor. Y luego lo vas puliendo, lo adaptas a los tiempos modernos, utilizas nuevas tecnologías si las necesitas... Pero es todo más sencillo de lo que parece.

-¿Y cómo se lleva que la carcajada esté detrás de la mascarilla?

-Es difícil. Esperaremos que para la próxima primavera ya desaparezca la mascarilla. Algo de comedia hacemos sobre la covid, claro. No tanto en esta obra como en en 'Greenpeace', nuestro último espectáculo, que habla sobre la ecología, el medio ambiente y el cambio climático. Y además, trabajamos en otros proyectos, como 'Maestrísimo', que es la segunda parte del antiguo 'Paganini', estamos con los infantiles y con diversas colaboraciones, como 'The Royal Orquesta', en el que haremos humor con una sinfónica.