La Asociación por el Patrimonio de Valladolid reclama sensibilidad también en fiestas
La entidad viene denunciando faltas, daños y deterioros a edificios por la instalación de casetas desde 2012
Desde hace trece años, la Asociación por el Patrimonio de Valladolid viene señalando, mediante reclamaciones vía registro y a través de redes sociales, lo que ... juzgan como insensibilidades con respecto al patrimonio en algunas de las casetas de las fiestas.
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Y es que cableados, taladros, humos, grasas e incluso el apoyar ciertos elementos en los edificios más emblemáticos de la ciudad contribuyen a deteriorar buena parte de lo que es, también, la riqueza histórica, estética y cultural de la provincia. Estas fiestas, la Asociación encara una no tan nueva batalla y comienza a detectar ya algunos errores pasados, que el último año llegaron a elevar a la Junta de Castilla y León, en una queja escrita donde la institución terminó por darles la razón.
«Lo que notamos es mucha falta de sensibilidad y de educación patrimonial», denuncia Miguel Pena, presidente de la asociación. «Cuando mostramos nuestras fotos o explicamos lo que está pasando a la gente para que lo vea, enseguida lo entienden y nos dan la razón». Los entornos que más denuncia esta agrupación creada en 2011 son la zona de la Catedral y el Patio de la Hospedería de San Benito; este último, sobre todo, por el apoyo de todo tipo de enseres en su superficie.
«Como los humos o los aceites, que pueden erosionar la piedra, hay que proteger nuestro patrimonio, en lugar de maltratarlo», apunta Pena; y a su vez señala que durante los días de la feria son iguales o más las alertas que detectan, que durante las jornadas de montaje. «Seguimos al loro durante estos días, en los que también se apoyan bidones o materiales y la aglomeración humana hace que se relaje todo; pero no podemos estar de policías, hay un trabajo que corresponde a la administración», lamenta.
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Incidentes puntuales
Desde la Concejalía de Turismo, Eventos y Marca Ciudad agradecen «toda la ayuda, en forma de información, por parte de cualquier ciudadano o entidad, sobre eventuales incumplimientos o sugerencias de mejora», pero rechazan que estos incidentes sean generalizados, «dada la ausencia de expedientes sancionadores por parte de las autoridades competentes en materia de protección del Patrimonio».
«Controlar el 100% de la actividad no es sencillo, pero es una tarea que realiza la propia APEHVA, con visitas de inspección constantes e informes exhaustivos», agregan. A este respecto, aluden a las bases de la convocatoria para la participación de establecimientos de hostelería en la Feria de Día 2025, en cuyo apartado 3.1, párrafo 5, se exige a «las casetas instaladas en las zonas históricas y monumentales de la ciudad, Plaza de la Universidad y entorno de la Catedral, entorno San Benito y Calle Sandoval […] especial atención a la salida de humos, el derrame de líquidos, la colocación de cables, el almacenaje de utensilios y alimentos, y las labores de limpieza mediante procedimientos y productos agresivos que pudieran suponer algún tipo de daño para los monumentos que forman parte del Patrimonio cultural de Castilla y León».
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Elementos de la Feria de Día 2024 adosados a la pared del Patio de la Hospedería de San Benito.
Asociación por el Patrimonio de Valladolid1 /
«Queda, por tanto, prohibido», continúa el documento, «el apoyo de la caseta y de cualquier otro elemento en las fachadas de los bienes patrimoniales». Sin embargo, a lo largo de los últimos trece años la asociación por el Patrimonio de Valladolid ha denunciado, fotografías mediante, varios de estos incumplimientos por la zona de San Benito, «con diferentes ideologías al frente del Ayuntamiento», y sin que hayan recibido una respuesta, a su juicio, satisfactoria.
Otro punto polémico de las bases en ese mismo párrafo fija que «se establecerá una separación mínima de 20 cm desde la misma a la caseta o cualquier otro elemento que se disponga», una distancia, para Pena, «ridícula»: «Es una guerra recurrente y sentimos que nos han tomado el pelo: se puede hacer más separación sin propiciar para ello un mal uso que, en todo caso, sería responsabilidad de la gente». Su propuesta pasa por «alejarlo lo máximo pero dentro de lo posible, con un metro se consigue que no sea escaso y el espacio sea tan amplio que no invite a hacer cosas que sí favorece un espacio de medio metro».
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Desde la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Valladolid también defienden con celo su trabajo: «Somos los primeros interesados en dejar en perfecto estado estas instalaciones», asevera la gerente María José de la Calle. «Tenemos un especial cuidado con los metros que nos indica el Ayuntamiento que tiene que haber de separación; nos cuidamos de que no haya emisión de humos directa hacia las fachadas, y se colocan paneles separadores de chapa o madera que impiden que esas zonas se empleen como urinario público».
De la Calle también remarca que nunca ha habido una sanción directa a los hosteleros: «Queremos cuidar el patrimonio existente, atrae turismo y, por esta vía, repercute en el comercio y la hostelería», argumenta. Y se posiciona del lado del Ayuntamiento con respecto a los 20 cm de separación: «En ningún caso se daña las fachadas, sino que evitan que detrás de la caseta haya gente que haga lo que no debe», aduce, enarbolando otra manera de defender el patrimonio: «Lo hemos pegado más después de que se registraran el año pasado varios incidentes en este sentido, sobre todo por la calle Cardenal Cos y la zona de la Catedral».
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Un cableado polémico
Y es que es, sin duda, la zona de la Catedral la que más polémicas suscita. Este año, un cableado verde da soporte a las casetas aledañas del edificio, declarado Bien de Interés Cultural, y se entrelaza con otro bloque de cables negros, ya existente en el montaje de las actuales obras de reparación, y se sujeta con bridas en algunos de los barrotes negros de la fachada.
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APEHVA mantiene que la instalación es adecuada: «Se eleva por una torre que existe para evitar poner otro poste, un recurso que se utiliza para otras ocupaciones como el TAC, tal y como nos ha confirmado el ayuntamiento», afirma De La Calle. Por su parte, Pena admite que no hay ilegalidad, pero considera «una diferencia abismal de criterio con los técnicos» y que la instalación se sitúa «en un limbo», cuanto menos.
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Este año, esas casetas se encuentran notablemente separada del muro de la catedral. Pero el pasado 2024, la Asociación por el Patrimonio de Valladolid presentó a la Comisión Territorial de Patrimonio Cultural de Valladolid una queja, apoyados por documentación fotográfica, argumentando que la instalación de entonces no cumplía la protección BIC del edificio. En dicha documentación se acreditaba «un pasacables sobre el muro de cerramiento de la escalera atado a la barandilla con cuerdas, cables y cinta aislante, y que la instalación provisional está colocada prácticamente pegada al muro».
La agrupación solicitaba que el Ayuntamiento ejerciera un «mayor control a la hora de otorgar permisos de instalación y revisión de las instalaciones, impidiendo el maltrato a ese edificio protegido». En sesión de 13 de noviembre, la Junta les dio la razón y, apoyándose en leyes y decretos de patrimonio cultural autonómico, recordó al Ayuntamiento que «este tipo de actuación, en cuanto que toca el Monumento, requiere la autorización previa de la Comisión Territorial de Patrimonio Cultural». Además, reconvino que, en los casos en los que no hay contacto, se debe ejercer «gestión sostenible» para asegurar la pervivencia del bien protegido a lo largo del tiempo.
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Patrimonios inmateriales
La Asociación por el Patrimonio de Valladolid también ha juzgado buenas prácticas en estos montajes, como las instalaciones de las casetas de la Antigua, la Plaza de la Universidad o la Plaza de Santa Cruz, y aplaude la repercusión que tienen estas voces de alerta, por ejemplo, ante el hundimiento de la cúpula de la iglesia de la Vera Cruz en junio de 2024, o ante la polémica del TAC de este año en La Antigua: «Seguimos demandando un plan patrimonial de la ciudad, lo más unánime posible entre las ideologías políticas, para que ciudadanía y equipos técnicos y profesionales se conciencien en dejar nuestra ciudad a las siguientes generaciones en las mejores condiciones posibles». APEHVA, por su parte, también valora como «estupenda» la labor de esta agrupación en defensa del patrimonio público».
La entidad nacida en 2011 suma cerca de medio centenar de miembros, de muy diversos perfiles: arquitectos, historiadores del arte, ingenieros, informáticos... «No necesitamos ser expertos para valorar y tratar de defender el patrimonio ni nos mueve el elitismo; somos una asociación abierta a todo el mundo, con diferentes edades y sensibilidades», sostiene Pena: «Entendemos que es ideal disfrutar del patrimonio con un vino y una tapa, pero precisamente por eso hay que tratar de cuidarlo y hacer que sea compatible», añaden, con el deseo expreso de que «la Feria de Día se convierta en patrimonio inmaterial», si bien para ello deban «darse aún varios pasos que sean congruentes con sensibilidades y normativas».
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