'Drag queen'
20 años de Lady Veneno: «Labios rojos, lentejuelas y perlas de señora»La icónica 'drag queen' de Valladolid actúa en las Fiestas de San Lorenzo en el Teatro Cervantes con un espectáculo que combina humor, memoria y «la esencia del cabaret»
Lucía San José
Valladolid
Miércoles, 10 de septiembre 2025, 21:19
De una improvisada actuación en un bar a convertirse en uno de los rostros más icónicos del cabaret y la escena 'drag' en la capital ... vallisoletana. Con motivo de las Fiestas de San Lorenzo, Lady Veneno actúa en el Teatro Cervantes con un show que, como ella misma define, «no es solo estética, es humor, empatía y amor por el público que me ha acompañado estos 20 años». En esta actuación, no puede fallar su «tridente infalible»: labios rojos «color lata de Coca-Cola», vestidos de lentejuelas y perlas «de señora».
La artista recuerda cómo empezó su carrera casi por accidente, aquel día que un amigo «la lió miserablemente» para actuar como azafata en un espectáculo del bar Libertad, sin previo aviso. Aquella intervención improvisada derivó en una invitación para un cabaret con cuatro 'drag queens': Lady Divine, Lady Glamour, Lady Baby y un maestro de ceremonias. Allí, surgió el personaje que acabaría convirtiéndose en su alter ego durante las siguientes dos décadas.
La historia de Lady Veneno también es la de una mudanza con destino fijo. Nació en Segovia en 1982, pero en el 2000 llegó a Valladolid para estudiar Arte Dramático. «Me vine con pesetas», recuerda entre risas, pero el inicio no fue sencillo porque «era otra época».
Pronto la ciudad se le metió bajo la piel, tanto que incluso rechazó ofertas para mudarse a Madrid o Barcelona. Al principio no se identificaba con su personaje, centrado más en el humor que en la pura estética. Su madre fue clave para darle sentido: «Cuando le conté el nombre, me dijo: 'Como la canción de Massiel'. Pensé que si ella se acordaba, esto tenía potencial».
Hace veinte años no era habitual ver a una 'drag queen' en lugares públicos y ella se propuso cambiarlo. Poco a poco, ha actuado en espacios fuera de los bares, como en presentaciones de libros, fiestas municipales e incluso galas como los Goya o Seminci. Sin embargo, reconoce que el camino no ha sido fácil y durante años pagó de su bolsillo el vestuario para cada actuación hasta que algunos diseñadores comenzaron a ofrecerle sus creaciones.
«Ahora tenemos una legislación que lo tipifica como delito de odio y unidades policiales especializadas, pero sigue pasando»
Lady Veneno
'Drag queen'
Sabe que, como figura visible del colectivo LGTBI+, su imagen tiene un peso relevante. «Voy con prudencia para que sigan llamándome y podamos seguir avanzando», explica. En su espectáculo 'Champán por las tetas' relata una agresión que sufrió, ejemplo de que la discriminación aún persiste: «Ahora tenemos una legislación que lo tipifica como delito de odio y unidades policiales especializadas, pero sigue pasando». Percibe, incluso, un repunte de comentarios negativos en los últimos años, que atribuye al individualismo post-pandemia.
«No es que seamos secos, es que somos serios», observa la protagonista como gran conocedora del carácter del público vallisoletano. Un rasgo que ha sabido incorporar al pulso de sus espectáculos: «Hay que entender que en Castilla en general no vamos a abrazar a un desconocido de primeras».
Su escenario habitual es La Lupe
Su carrera ha trascendido las fronteras locales y ha llevado sus espectáculos a ciudades como Logroño, Madrid, Bilbao e incluso Leiria, en Portugal. Para ella, actuar en bares tiene una magia especial: «Es lo más cercano que existe ahora mismo a un cabaret auténtico. Tienes el sonido de las copas, el camarero que entra y sale, la gente que liga…». En Valladolid, su escenario habitual es el bar La Lupe, donde programa actuaciones durante todo el año.
La 'reina de la noche' reivindica su trabajo como el de cualquier otro profesional: «Soy autónoma, cotizo, pago a mis trabajadores. No sé por qué voy a ser menos empresa que un fontanero. Que me pinte de mujer no cambia nada». Lo que más valora de su trayectoria es la empatía con el público, tanto que retoma los recuerdos de estas anécdotas en futuras actuaciones, un detalle que asegura que la gente agradece.
Más allá de los focos, Lady Veneno dedica horas a preparar cada función. Desde elegir el vestuario hasta ensayar las entradas y salidas de escena, su proceso creativo es una mezcla de disciplina y juego. «El cabaret es improvisación, pero para que funcione tienes que tener una base muy trabajada», asegura. Esa combinación le permite reaccionar en directo a lo que sucede entre el público, lo que hace cada espectáculo único.
Su camerino es un pequeño santuario donde convive el maquillaje profesional con objetos que tienen valor sentimental: un espejo heredado de su abuela, un abanico que le regaló un espectador en Bilbao y una caja de música que suena antes de cada actuación como un ritual personal. «Es mi forma de centrarme antes de salir. Ese momento me recuerda por qué hago esto», confiesa.
En estos veinte años, ha visto cambiar la escena 'drag' y el propio cabaret, porque lo que antes se consideraba una propuesta de nicho, ha encontrado espacio en teatros, festivales y televisión. Sin embargo, la protagonista advierte que el riesgo de la moda es la superficialidad: «No todo es brillo y sombra de ojos. El cabaret tiene un contenido, una historia, una manera de mirar el mundo».
Las Fiestas de San Lorenzo son, para ella, el marco perfecto: la energía de la ciudad en septiembre, las calles llenas, el olor a comida de feria y el bullicio nocturno. «He crecido como artista y como persona aquí, y celebrar este aniversario en Valladolid es un regalo», apunta.
Lady Veneno sabe que el cabaret, como la vida, se alimenta de riesgos y complicidades. Por eso, cada vez que se abre el telón, busca esa chispa invisible que une al artista y al público. «No importa si son veinte personas o quinientas. Lo que importa es que haya conexión. Si la hay, todo lo demás viene solo», explica el artista.
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