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Qué esconde el escudo de la ciudad de ValladolidEl escudo de la ciudad de Valladolid goza de una historia que se ha ido escribiendo a partir de diversos documentos, conjeturas y alguna que ... otra leyenda que da pistas sobre su origen y evolución. Hasta el siglo XVI no se ha documentado ninguna otra enseña de la ciudad. Antes de este periodo solo se conoce que, en el año 1255, Alfonso X el Sabio ordenó que los territorios de Tudela de Duero, Simancas y Peñaflor de Hornija, no ostentasen otros sellos que no fueran los de Valladolid.
El emblema se trataba de una moneda en la que en una de las caras se representaba la muralla de Valladolid con ocho puertas y en el medio la inscripción 'VAL' con una breve grabación en la que se leía «Sello del Concejo de Valladolid». En la otra cara aparecía un castillo de tres torres con la leyenda que decía «La gracia del espíritu santo esté con nosotros». Los historiadores relacionan estas insignias con las que aparecían en dos privilegios expedidos por el Concejo de Valladolid firmados en 1266 y 1276.
El siguiente registro se obtiene gracias a un documento del Archivo de Simancas de 1520 que muestra una heráldica que conserva la forma circular con ocho castillos en su borde y seis figuras de forma triangular y onduladas. Este escudo, además de contar con un gran se debate sobre la correcta orientación de las lenguas, esconde detrás la leyenda de «Noble concejo vallisoletano».
El origen de las llamas que porta se basa en conjeturas que han manejado los historiadores locales a lo largo de los años. Algunas de ellas se centra en que, en tiempos de Fernando III, los soldados vallisoletanos ayudaron a la conquista de Carpio, y para ello, se levantaron varias hogueras con el objetivo de engañar a los apresados. Otra creencia se basa en que el símbolo de las llamas doradas sobre el fondo encarnado viene de los dos incendios que sufrió la provincia en 1461 y 1561.
Hasta que no llegó el reinado de Juan II el escudo tal y como lo conocemos hoy en día no comenzó a usarse. El emblema no ha dado tregua a los debates que se han seguido sucediendo a lo largo de los años, en este caso sobre el número de figuras, que en las diferentes representaciones oscila entre cuatro y ocho.
Los colores rojo y amarillo oro también han dado mucho que hablar. Se termina sabiendo que son los tonos del reino de Castilla desde Fernando III que ostentan numerosas poblaciones. Por su parte, la corona que preside el sello vallisoletano ha experimentado varios cambios. El escudo no ha ostentado corona hasta finales del siglo XVII. En julio de 1939 se sumaría un nuevo complemento. Francisco Franco concedería a Valladolid la Cruz Laureada de San Fernando, tras indicar que debían incorporarla al escudo de la ciudad de inmediato.
El diseño actual se conoce a partir de ese año. Tras escuchar las opiniones de los expertos se le encargó a Amador Hernández, que lo dibujó siguiendo instrucciones. En la actualidad, el blasón se divisa en la mayoría del mobiliario urbano, como las fuentes de piedra, las arcas de la traída de Argales o bibliotecas municipales.
Desde Curioseando por Valladolid nos acercamos hasta el convento de Porta Coeli, un lugar emblemático de la ciudad donde se esconde una momia.
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