Valladolid desaparecido
La torre de la iglesia de los jesuitas que se veía desde la UniversidadLa iglesia del Sagrado Corazón de Jesús y San Ignacio de Loyola fue uno de los mejores ejemplos de estilo neogótico que poseyó Valladolid
El 19 de marzo de 1892 se colocó la primera piedra de la desaparecida iglesia vallisoletana del Sagrado Corazón de Jesús y San Ignacio de ... Loyola, obra del arquitecto vitoriano Jerónimo Ortiz de Urbina, autor también en Valladolid de la desaparecida Iglesia de la Sagrada Familia o el Pasaje Gutiérrez, entre otros proyectos. Levantada en el número 10 de la calle Ruiz Hernández, con la inspección directa del padre Francisco de Sales Colina hasta su fallecimiento dos años después, el proyecto nació bajo la protección de la Compañía de Jesús. Se inauguró el 15 de febrero de 1896 con el arzobispo de Burgos, acompañado del padre Garnica, rector entonces del Colegio San José. Fue derribado a comienzos de los años setenta del siglo XX para construir la iglesia actual.
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Realizada prácticamente en ladrillo caravista, el uso de la piedra caliza se limitó al basamento. Su torre, cubierta de piedra artificial, era la protagonista absoluta. La fachada, también recubierta de piedra artificial, contaba con tres pórticos. El central tenía tallado el monograma de Jesús. Los otros dos, más pequeños, daban entrada a las naves laterales. Sobre el pórtico se elevaba la torre de tres cuerpos: el primero formaba el pórtico, el segundo daba acceso al coro y el tercero correspondía con el cuerpo de campanas, tres: San Ignacio, San José y San Alfonso Rodríguez. En 1900 se colocó en el rosetón del segundo cuerpo un busto del Sagrado Corazón de Jesús, del artista cubano Gabriel Osmundo Gómez, conocido como el Mulato.
De planta basilical, completamente rectangular, tenía tres naves con bóveda de crucería cuatripartita, siendo la central el doble de ancha y alta que las laterales. Las naves estaban sostenidas columnas adosadas a pilastras y capiteles vegetales. Las naves estaban separadas por 20 arcos. En la nave central destacaban ocho grandes ventanas ojivales con cristales de colores. Las vidrieras del ábside, de manufactura francesa, representaban la Sagrada Familia, San Alonso Rodríguez y San Francisco de Borja. La prensa definió su estilo en aquel momento como de «gótico puro», convirtiendo la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús y San Ignacio de Loyola en uno de los mejores ejemplos de estilo neogótico que poseyó Valladolid.
Como curiosidad y para hacerse una idea de la grandiosidad de aquel templo, los vecinos de la zona instaron al Ayuntamiento a que abriese una calle que partiera de su fachada y la enfrentara con la Iglesia del Colegio de la Enseñanza, inaugurada dos años antes, en 1894.
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