De compras por Valladolid en 1929: estas eran las tiendas que había hace 90 años en Platerías
Desde un despacho de helados hasta la tienda en la que los clientes se podían servir por sí mismos la lejía
«La calle de Platería es un símbolo», decía el periodista Tomás Soto en la página que el 30 de junio de 1929 dedicaba El ... Norte de Castilla al comercio de esta calle y de la plaza del Ochavo. «La calle espléndida, bañada de luz, atrae con su alegría de cascabel todos los públicos. Es recta como un huso: basta situarse en uno de sus extremos para admirarla en toda su gallardía», decía el cronista, que continuaba su texto así: «El comercio la invade por completo: no hay un solo local en planta baja que no ostente sobre el dintel la muestra de una actividad humana». «Cuando alguien siente la necesidad por adquirir alguna cosa, sabe bien que, adentrándose en esta calle, tiene la seguridad de hallarla».
Por eso, decía El Norte de Castilla hace 90 años, la calle Platerías «da esa sensación de homiguero». «Todos salen de los graneros con su espiguita para penetrar en sus hogares con una cosa más a sumarse a las que poseen. Y así mantiene la vieja Platería el añejo prestigio en qeu la describió Pinheiro; cuando era el coso de la vida mercantil y ciudadana y el paseo predilecto de los elegantes de la lucida corte de Felipe II».
Escribe Juan Agapito y Revilla en el libro 'Las calles de Valladolid' que esta era una de las vías principales de la ciudad, «pues era un camino muy transitado para ir a la plaza del Mercado (Plaza Mayor). Así que el movimiento comercial se desarrolló y concentró en los alrededores de esta calle». Y precisaba: «Es muy corriente llamarla 'calle de las Platerías', y así lo expresó el nomenclátor de 1861 del Manual; pero el título oficial es 'de la Platería', como se llamó el paraje desde fines del siglo XVI.
La vida comercial en 1929 incluía, por ejemplo, la fábrica de géneros de punto Juan García y Hermano.Tenía su sede central en Zaragoza y, repartidos por España, ocho establecimientos (uno de ellos, este de Valladolid) «dedicados a la venta exclusiva de género de punto, por mayor y menor». Se presentaba en la época como «la casa más importante para toda clase de géneros de punto». «Desde su implantación, sigue desarrollando su creciente negocio, habiendo sido necesaria una reciente ampliación del local, con lo que se ha conseguido que su inmensa clientela disfrute de las ventajas de la rapidez. Hoy día, debido a esta gran reforma, todo cliente es atendido inmediatamente». Porque hace 90 años tampoco hacía mucha gracia eso de tener que hacer cola. «Son muchas las casas que siguen nuestros pasos», decía la publicidad de Juan García y Hermano, «ya que el copiar es bien sencillo, pero la forma de desarrollar nuestro negocio (a mayor consumo, mejor precio) nos permite hacer frente a todas las competencias y el público, convencido de estas ventajas, sigue favoreciendo esta casa». El local tenía esquina a las calles Lonja y Jabón y su número de teléfono era el 2659.
Entre la oferta comercial de este «almacén de novedades en mercería y pasamanería» se incluían «artículos para la confección de vestidos y sombreros, confección de peletería, plisados de todas clases, fábrica de sombreros de paja, fieltro y fantasía».
Al inicio de Platerías, en el número 2, estaba la tienda de calzados a medida de Sisinio Concellón. «Casa reconocida por lo más selecto del público de Valladolid como la mejor del ramo para calzados elegantes confeccionados a medida. Gran surtido en pieles de cocodrilo, serpiente, lagarto y todo lo que se refiere a los más delicados trabajos de curtición», se publicitaba. El libro sobre el comercio de Valladolid, de la Fundación Joaquín Díaz, recuerda que ya hay referencias a este negocio en 1923.
Ocupaba los locales de los números 6,8, 10 y 12 La Vizcaína, de Roque González, una ferretería que era además almacén de muebles. «Camas decoradas de últimos modelos en variedad de precios. Sección de muebles: dormitorios, alcobas, etc. etc. para todos los gustos». Su teléfono, el 2030. Ya funcionaba en 1913 y presumía de «gran exposición en el piso principal».
Más abajo en la calle, en los números 36, 38 y 40 estaba la casa Miguel Jover, fundada en 1847 y que se encargaba de lunas, cristales, molduras y grabados, con «especialidad en marcos ovalados». Anunciaba además «sus trabajos en cristal, biselado, vidrieras artísticas, plateado de lunas, grabado al ácido, persianas y esteras».
En el número 44, con esquina a Macías Picavea 2, 4 y 6, estaba el almacén de muebles de Emiliano Gil Martín. «Taller de ebanistería mecánica, tapicería, construcción esmerada de toda clase de muebles», se publicitaba en la época.
El vallisoletano que en 1929 paseara por la calle se podía entretener también en el escaparate de Casa Sierra, hijo sucesor, Luis de los Ríos, que se anunciaba como «la primera en Castilla» en artículos de viaje, con selección en Palencia. Vendía también artículos de caza, presentaba un «inmenso surtido en monederos de señora y caballero» y tenía especialidad en «cajas para viajantes, maletas, estuches». Tuvo también una sección de calzado con la marca 'La pipiola'. Y exportaba «a provincias».
En la plaza del Ochavo estaba la tienda Helados Polos. «Preferidos del público en todos los puntos de España donde se instalan por su indiscutible higiene y la pureza de sus componentes». «Nada tan refrescante ni tan exquisito por tan poco precio, lo saben bien los vallisoletanos».
En la esquina de Ochavo con Guarnicioneros se encontraba Casa Casas, «primera en medias, calcetines y género de punto. La más surtida en vestidos, trajes y abrigos para niños. Extenso surtido en camisetas y corbatas para caballero».
Y para completar la visita comercial, en el número 5 de la calle Platerías, Comestibles de José Miguel. Su lema era «el as de los tenderos». «Acreditado comerciante que ha afirmado que su prestigio durante los 18 años que lleva establecido, trabajando con indiscutible acierto los géneros coloniales y ultramarinos y logrando acreditar además las lejías excelentes para fregar, que como mayor garantía se sirven los clientes por sí mismos de los depósitos propiedad de este infatigable industrial». Además, vendía «jabones para lavar de las mejores calidades» y se anunciaba con especializades en «garbanzos de Castilla y aceites de la sierra».
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