Dos supermercados de Valladolid acumulan «más de 200 robos» en dos años y medio
«Esto lo he abierto con mi esposa y es nuestra forma de vida. No podemos permitir lo que nos está pasando», recalca el gerente franquiciado de los negocios
Johan Alberto Márquez está al frente de dos supermercados franquiciados de la marca Dia en Valladolid y se confiesa «harto» de sufrir robos en sus ... locales. «Hemos sobrepasado los 200 juicios, entre rápidos y ordinarios, entre los dos establecimientos. Para Valladolid, que siempre ha sido una ciudad muy tranquila, creo que es una cifra muy alta», afirma el gerente franquiciado, que a finales de 2022 asumió la gestión del Dia del Paseo de Zorrilla, 12 y después, en mayo de 2023, pasó a regentar el de la avenida de Segovia, 91.
¿Y qué ha ganado con tanto juicio? «Respeto. Eso es lo que he ganado. Ellos saben que si roban aquí pueden acabar ante un juez. A veces conseguimos que se les impida entrar al supermercado en un plazo de seis meses, pero no hemos ganado nada en metálico. Eso sí, hemos conseguido que no se llevaran lo que querían robar», explica.
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Johan no entiende algunas de las situaciones que ha sufrido en estos dos años y medio y reconoce, con pesar, que lo que está viviendo en Valladolid le recuerda mucho a lo que le tocó vivir en su Venezuela natal. «La inseguridad que reinaba en Venezuela y la situación del país me hizo venir aquí. Dejaron que se llevaran una zapatilla, luego un reloj y después una visera y así se fue agrandando el problema hasta que al final los robos se hicieron algo tan común que es insoportable. Aquí está pasando algo muy parecido», explica este emprendedor, quien indica que de sus negocios viven tanto su familia como sus empleados y recalca que estos robos se están convirtiendo en un problema para la viabilidad de su forma de vida. «Entre los dos supermercados pagamos 23.000 euros en nóminas. Estos negocios son familiares, estamos invirtiendo en el país. Esto lo he abierto con mi esposa y es nuestra forma de vida. No podemos permitir lo que nos está pasando», apostilla el dueño de los dos supermercados, quien tiene sus negocios plagados de cámaras y lleva al juzgado a todos los amigos de lo ajeno que deciden llevarse algo sin pasar por caja. «Denuncio porque me quitan lo que es mío y porque vengo del infierno», sentencia.
Detención en la calle Carmelo
Son innumerables los sucesos en los que ha tenido que intervenir. Uno de los más recientes ocurrió el pasado martes, 23 de julio, cuando un 'viejo conocido' entró al Día de la avenida de Segovia. «Ya lo habíamos cogido una vez, hace unos seis meses. Volvió a entrar, la cajera se dio cuenta y nos alertó», explica Márquez, quien tiene grabado por las cámaras de seguridad lo que sucedió posteriormente. «Empezó a meter cosas en una bolsa y mi sobrino pasó por detrás, le pilló y lo dejó todo para salir huyendo, pero yo traté de detenerlo. Empezó a forcejear conmigo y me empujó. Luego salí corriendo detrás de él y me enseñó una navaja en la esquina», explica el dueño del negocio, que no se amilanó al ver el arma blanca que portaba el ladrón.
«A mí me han secuestrado. Esas amenazas no me asustan», apunta este venezolano, que acto seguido emprendió una persecución en furgoneta que acabó en el Gadis de la calle Carmelo. «Aparqué y le vi a través de los vidrios cogiendo cosas en cosméticos», explica en un relato que completa la encargada del Gadis. «Le vi y le dije que se sacara lo que llevaba y me lo dio. Cuando se giró, vio al chico del Dia –a Johan– y echó a correr. El problema es que en medio había una señora mayor, la empujó y la tiró dentro de la cámara de la pescadería, haciéndole daño en un brazo» explican desde el Gadis. Johan prosigue con su relato:«La gente del Gadis empezó a gritar 'ladrón, ladrón' y un hombre que estaba pagando en la caja, que luego nos enteramos que era Policía Municipal, le aplicó una llave. Entre los dos le conseguimos reducir hasta que llegó la Policía Nacional», relata este empresario, quien se lamenta de que al caco «no se le encontró la navaja».
Este suceso fue tan solo uno más de los muchos a los que ha tenido que hacer frente desde que se convirtió en franquiciado de estos supermercados, y asegura que el problema se agrava porque ladrones habituales saben bien cómo tienen que actuar para evitar la prisión. «Toda esta gente se vale de las deficiencias del sistema. Ellos saben bien que si se llevan algo que cueste menos de 400 euros no es robo y, como no les hacen nada, ellos siguen delinquiendo», concluye Márquez, quien espera que deje de aumentar el «alarmante» número de robos registrados en sus supermercados.
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