Detienen a Ángel Benito Moreno, el preso fugado de la cárcel de Valladolid en febrero
La Policía Nacional ha arrestado al narcotraficante, perteneciente al clan de los Hilarios de Plasencia, que logró huir del centro penitenciario escondido en un petate y con ayuda de varios presos
Casi ocho meses en paradero desconocido que han terminado con el arresto de Ángel Benito Moreno, el preso que el viernes 14 de febrero se ... fugó del centro penitenciario de Valladolid, donde cumplía una condena de 28 años por delitos relacionados con el narcotráfico y el blanqueo de capitales.
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Finalmente, la Policía Nacional ha dado con él en Casarrubios del Monte (Toledo), donde fue arrestado este martes día 30. Este hombre de 47 años es hermano del jefe del clan de los Hilarios de Plasencia y un viejo conocido de la policía por la cantidad de antecedentes y arrestos que acumulaba a sus espaldas.
Diferentes unidades policiales realizaron durante varias semanas gestiones de investigación, vigilancias y seguimientos a determinadas personas de Plasencia, algunos de ellos familiares del fugado, de los que se sospechaba que pudieran estarle ayudando a eludir la acción de la justicia y a seguir aprovechándose de los efectos de los delitos por los que había sido condenado, además de suministrarle una total cobertura para su subsistencia.
Todo ello permitió comprobar este martes día 30 que Ángel Benito había quedado en un restaurante de Casarrubios del Monte con varias personas, por lo que se procedió a su detención. Al ser identificado, mostró a los agentes un carné de conducir manipulado, con la fotografía del detenido pero los datos de un familiar, intentando así despistar a los policías. Además, se procedió a la detención de un segundo hombre, de 26 años, como presunto autor de un delito de encubrimiento.
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Se pone fin así a una operación abierta desde hace casi ocho meses cuando Ángel Benito Moreno consiguió burlar los sistemas de seguridad del centro penitenciario vallisoletano, donde llevaba interno un año tras el traslado desde la prisión de Cáceres. El placentino cumplía condena por varios delitos, entre ellos, el blanqueo de capitales, delitos contra la salud pública (tráfico de drogas) y falsedad documental y no era precisamente un novato en la privación de libertad, ya que han sido varias las ocasiones en las que ha sido arrestado; la primera se remonta a 2006 cuando tenía 20 años.
Durante el tiempo en que Ángel Benito permaneció interno en el centro vallisoletano mantuvo siempre un perfil bajo que no despertó sospecha alguna. «Se trata de una persona no conflictiva, que presumiblemente tiene una amplia red de contactos y con cierta relevancia fuera, lo que le ha podido ayudar a que se le esté prestando ayuda. Ha sido algo muy premeditado», señalaban en los momentos posteriores de la sonada fuga fuentes cercanas al caso.
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Una fuga de película
La jornada del 14 de febrero Ángel Benito se hizo ver en el recuento de la mañana (7:30 horas) para después jugar al despiste hasta lograr ocultarse en un petate de grandes dimensiones y esperar hasta la salida de tres reclusos que completaban ese viernes el procedimiento de salida al cumplir la totalidad de su condena ese día. Los tres presos pasaron los controles sin levantar sospecha al portar numerosos bultos permitiendo así que pasase por la zona de control el placentino oculto entre sus enseres.
Consiguió salir a la calle, donde una gran cantidad de familiares de los tres reclusos se encontraba esperando en la zona del aparcamiento de visitas y que sirvieron para hacer de pantalla y ocultar cómo el bulto con el narco en su interior era introducido en un vehículo para dar inicio así a una fuga de casi ocho meses.
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Dentro de prisión, nadie notó su ausencia hasta el control y recuento de la noche (entre las 21:30 y las 22:00 horas) por lo que se dio la voz de alarma tras unas horas cruciales que permitieron la huida del reincidente narcotraficante.
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