Valladolid
Un desalojado del incendio de San José: «Escuché un fuerte estallido y corrí a avisar a todos»Luis Miguel Jiménez se percató del fuego, que calcinó la cubierta y dejó importantes daños materiales, gracias a sus perras y bajó al telefonillo para alertar a sus vecinos
A Luis Miguel Jiménez -52 años- se le puso la mosca detrás de la oreja al percatarse, ya bien entrada la madrugada, de que sus ... galgas estaban despiertas y en alerta. Vio a sus dos perras, que «normalmente no dan guerra», tensas y sabía que algo no iba bien. Eran las 3:45 horas de este lunes. Escasos minutos después escuchó un «fuerte estallido» procedente del exterior de su vivienda, ubicada en el segundo piso del número 7 de la calle San José de Valladolid, y sus peores sospechas se cumplieron: el tejado de su bloque, de madera, estaba ardiendo, y las zonas comunes ya estaban prácticamente intransitables porque «caía todo por el hueco de la escalera».
«Me avisó la perra de que oía ruidos y acto seguido sonó un estruendo muy fuerte y se cayó un cristal por el hueco de la escalera; nada más salir de casa estaba ya todo lleno de humo y salía una llamarada buena», recuerda este hombre, residente en el edificio desde hace más de una década. Así que se puso lo primero que pilló -una camiseta de tirantes, un pantalón corto, unas chanclas y unos calcetines- y, además de dar voces para alertar a sus vecinos, bajó corriendo, «pegado a la pared», para llamar al telefonillo y cerciorase de que todos los que allí estaban en ese momento se daban cuenta de lo ocurrido. «Salí corriendo a avisar a todos los vecinos porque veía que la que se estaba preparando ahí era buena», dice, al tiempo que rememora cómo, cuando regresó a buscar a sus perras, continuó «dando gritos para asegurarme de que todos me escuchaban».
Todos los residentes en el número 7 de la calle San José -el edificio, de tres plantas, tiene más de cien años de antigüedad- pudieron salir por su propio pie, «pegados a la pared y con mucho cuidado», del bloque, excepto la vecina del tercer piso, el más cercano al punto donde se originó el fuego, que tuvo que ser rescatada por los Bomberos de Valladolid con un sistema de capucha de huida (máscara de respiración).
No hubo que lamentar heridos, aunque el fuego dejó importantes daños materiales. Además de la cubierta de madera, con una parte, la de las zonas comunes, totalmente calcinada -solo se han conservado las vigas-, las escaleras y las paredes de los rellanos estaban este lunes repletas de cenizas y prácticamente teñidas del color negruzco que dejaron a su paso las llamas y la densa humareda. También resultaron afectados unos trasteros ubicados en la parte superior y, parcialmente, una buhardilla deshabitada del bloque contiguo, el 9.
Quienes también tuvieron que abandonar sus casas son los residentes el número 9. En total, dieciséis personas, nueve del inmueble afectado y siete, del contiguo. Estos últimos fueron desalojados por precaución, si bien en torno a las ocho de la madrugada pudieron regresar a sus domicilios e incluso algunos acogieron a sus vecinos damnificados. Es lo que hizo, por ejemplo, José Luis Arranz con, precisamente, Luis Miguel Jiménez. Son «amigos» y no dudó en abrirle las puertas de su casa, junto a sus galgas, hasta que les den la autorización para poder volver. «Escuché golpes muy fuertes y pensé: 'Quién me aporrea la puerta a estas horas'. Abrí y vi que eran los bomberos que estaban subiendo rápidamente, así que bajé con lo puesto y nos quedamos en la calle esperando noticias y viendo cómo lo apagaban», señala José Luis Arranz, de 67 años y que lleva más de veinte residiendo en la calle San José.
Una inquilina del tercer piso, el más cercano al punto donde se originó el fuego, tuvo que ser rescatada por los Bomberos
A última hora de la mañana de este lunes aún desconocían cuándo podrán regresar a sus domicilios. Será, en cualquier caso, cuando puedan hacerlo con plenas garantías y seguridad, ya que a media mañana, cuando se les permitió coger enseres de primera necesidad, se produjo «un colapso de forjado en la tercera planta», según afirmaron los bomberos a Ical.
Ambos amigos miraban atónitos, desde lo alto del edificio anejo al incendiado, los restos de la cubierta y cómo las llamas habían entrado incluso en el ático del número 9, sin inquilinos desde hace un tiempo pero que está repleto de mobiliario y utensilios que han quedado prácticamente inservibles, como un colchón y una antigua televisión o una bola de discoteca que colgaba del techo y que estaba derretida por el fuego y las altas temperaturas. «Si no vienen rápido los bomberos esto hubiera sido mucho peor», coinciden Luis Miguel Jiménez y José Luis Arranz, que se muestran agradecidos por la actuación de las autoridades.
Los residentes del número 9 fueron evacuados por precaución y pudieron regresar a sus casas a primera hora de la mañana de este lunes
Precisamente, la rápida intervención del Servicio Municipal de Extinción de Incendios, que inicialmente se desplazó con una veintena de efectivos, fue fundamental para evitar que las llamas se propagaran a otras estancias de ambos inmuebles y dieron el incendio extinguido por completo hacia las ocho de la mañana. También acudió la Policía Local, que estuvo controlando y regulando el tráfico en las inmediaciones durante las labores de extinción, y se movilizó una ambulancia de manera preventiva, aunque no fue necesaria la atención a ninguna persona ni ningún inquilino resultó herido.
El número 7 de la calle San José, ubicada junto a la estación de autobuses, estaba este lunes por la mañana precintado, con un importante despliegue de Bomberos -que han revisado que estaba bien apagado y no se había reactivado- y agentes de la Policía Local y Nacional, así como técnicos del Ayuntamiento que aguardaban para acceder al interior y comprobar las áreas afectadas y poder valorar así los daños que ha dejado un incendio cuyas causas están bajo investigación.
Por su parte, en el número 9 había relativa normalidad, con daños mínimos, un intenso olor a humo que se impregnaba en la piel e incluso se metió en los pisos y alguna que otra marca de cenizas en las blancas paredes. Pero nada, en principio, de daños estructurales, ni en la escalera, ni en la cubierta. Su evacuación fue por precaución, dada la proximidad a las llamas, ya que ambos bloques están comunicados.
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