Borrar
Consulta la portada del periódico en papel
Gerardo Martínez, hermano de la difunta, con la denuncia. Ramón Gómez
Valladolid: Denuncian a Sacyl por la muerte de una mujer que no logró atención médica en cinco días
Valladolid

Denuncian a Sacyl por la muerte de una mujer que no logró atención médica en cinco días

La fallecida, de 63 años, no consiguió que le cogieran el teléfono ni en Arturo Eyries ni en su centro de salud ni que le enviaran una ambulancia

Ana Santiago

Valladolid

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Jueves, 20 de enero 2022, 00:01

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Ana María murió este martes, sola, en su casa del pleno centro de Valladolid, después de haber estado desde la noche del pasado día 12 intentando conseguir atención médica sin éxito. Es más, una vez fallecida, la asistencia tuvo que ser reclamada por la Policía porque para los requerimientos de la familia siguió sin haber respuesta. Así lo recoge la denuncia ante el Juzgado de Guardia que sus dos hijos presentaron este miércoles en Valladolid, al día siguiente de la muerte de su madre, de 63 años de edad, por una causa a la que la autopsia pondrá nombre.

La denuncia judicial contra la Consejería de Sanidad reclama como diligencia urgente de prueba de los hechos las grabaciones de la centralita del 112 y de las llamadas al centro de salud de Casa del Barco y del PAC Arturo Eyries.

El pasado día 12 de este mes de enero, Ana María al sentirse mal «intentó seguir el protocolo llamando al teléfono 112 pidiendo atención médica. Le pidieron los datos y le indicaron que acudiera a su centro de salud; pero –relata la denuncia y el testimonio de su familia– intentó conseguir una cita con el médico siendo del todo imposible. Estaba siempre comunicando y, desesperada, sin saber qué hacer, decidió acostarse para ver si se recuperaba». Le dolía el brazo derecho y se le dormía la mano. Siguió mal, y aunque la familia no ha podido saber cuántas llamadas llegó a hacer, creen que, «dado su carácter de seguir las indicaciones que le dan con todo, pues seguiría insistiendo, pensamos», explica su hermano Gerardo. También se hizo un test de farmacia, que le compró su hija, que le descartó el covid, «por si acaso».

El día 17, a lo largo del día, «siguió insistiendo, siempre comunicaba el centro de salud, no había manera. Cuando llegó la noche, y dado que se encontraba peor, volvió a llamar al 112 y le dijeron que llamara a Arturo Eyries» y se encontró con lo mismo, sin atención.

El cuerpo lo encontró su madre, octogenaria, que acudió al domicilio preocupada por su estado de salud

Ana María no logró asistencia. Relatan sus allegados que, entre sus llamadas y la de una nuera, al menos se realizaron cuatro a Emergencias Sanitarias-Sacyl a través del 112, a parte de las hechas al ambulatorio. Siempre les contestaban que llamara al centro de salud y, dado que ella había tenido ataques de pánico durante la pandemia, algo que explicó por teléfono, también le dijeron que se tomara una pastilla. Cosa que hizo. Pero ella se encontraba mal, no mejoraba, y les explicó su situación y que no podía ir al centro de salud, que no estaba en condiciones; pero nada... Siempre comunicaba el teléfono, y la llamada al 112, a emergencias sanitarias, no le solucionaba nada tampoco», explica su hija Agustina.

El miércoles por la mañana, los hijos comenzaron a ponerse nerviosos al no tener noticias de la madre. No contestaba al teléfono y, finalmente, la abuela, la madre de la fallecida, acudió a su vivienda en el centro de la ciudad preocupada por su estado. El cuerpo de su hija sin vida lo encontró esta mujer octogenaria. Estaba en la cama, no respondía, fría y muerta. «Llamó al 112 y tampoco acudió ningún médico. Es más llamó corriendo a su hijo y la mujer del mismo, ya desde la casa de la fallecida, volvió a recurrir al 112 buscando auxilio. Pero le dijeron que si ya estaba muerta que ya nada... Entonces la abuela llamó a la policía. Fue más efectivo. Sí acudió un médico del centro de salud Casa del Barco, cuando lo reclamó la policía. Llegó, no se identificó, confirmó la defunción y se fue. No dejó ningún papel, sin atestado».

La policía logró que fuera un médico que confirmó el deceso; pero al no dejar el certificado, la funeraria no pudo llevarse el cuerpo

El siguiente problema «fue el que no nos dejara el certificado de defunción, la funeraria no se lo podía llevar sin él y tuvimos que empezar a buscar al facultativo que lo firmó, ir al centro de salud... dar con él».

«Creemos que a nuestra madre se le ha dejado morir por falta de atención médica. Que ella hizo lo que tenía que hacer, lo que le dijeron y no sirvió de nada. Nunca la asistieron», denuncian los hijos y su hermano. Esta profesora de francés deja dos padres muy mayores –«que no sabemos si podrán con esto, se nos van a morir de pena y amargura»–, dos hijos y cuatro nietecillos, niños muy pequeños, y tres hermanos. Y una pena rodeada además de impotencia y de culpabilidad. «Nos deja un vacío enorme. Si hubiéramos sabido esto... ahora le damos vueltas a todo, a lo que se podría haber hecho», lamenta su familia.

Sacyl, de momento, no valora la situación.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios