Demolido parte del convento de San Quirce de Valladolid para construir 72 apartamentos para mayores

Las máquinas han acabado ya de demoler la parte residencial del antiguo convento de San Quirce y Santa Julita, de los años 70, ubicado en la plaza de la Trinidad, que se convertirá en un complejo de apartamentos asistidos para mayores. En estos días, los operarios han derribado la antigua edificación donde residían las monjas para dejar el terreno libre para la nueva construcción en régimen de cooperativa. El Ayuntamiento aprobó el pasado mes de mayo la licencia de demolición de la parte no protegida de este inmueble.

El proyecto no afecta a la actual iglesia, que se mantendrá abierta al culto y que acoge desde 1993 a la Cofradía de la Pasión. Incluirá también la rehabilitación de un edificio interior del siglo XVI, adosado a la residencia, por su valor histórico. Este inmueble, denominado de las Donas y que se encuentra dentro del recinto del convento, se integrará en el conjunto residencial, aunque conservará su arcada interior y la fachada con vistas al amplio jardín. Se respeta también como una sala polivalente para los residentes el antiguo coro del convento con su sillería original.

El futuro complejo contempla un inmueble nuevo con planta baja más cuatro alturas y bajocubierta en el que se repartirán los 72 hogares con unas superficies entre los 52 y los 65 metros cuadrados útiles, en los que se distribuyen cocina, salón y dos habitaciones.

Entre las zonas comunes, destacan una piscina climatizada, gimnasio, una zona de juegos y cerca de 4.000 metros cuadrados de jardines de uso exclusivo de los propietarios. Se levantará sobre una superficie de 11.000 metros cuadrados y contará con un aparcamiento de subterráneo con unas cincuenta plazas.

Fuentes la inmobiliaria Agcinmo, que gestiona la construcción del complejo Allegra Magna, han confirmado esta mañana que los 72 apartamentos ya están adjudicados con unos precios que oscilan entre los 120.000 y los 175.000 euros. El plazo de ejecución de la obra es de dos años, con lo que se podrían entregar a sus propietarios en unos 26 o 27 meses tras recibir todos los permisos municipales pertinentes.