Cuadrillas vecinales limpian el parque forestal de Fuente el Sol, uno de los tesoros naturales de Valladolid

Lo habitual, hasta la llegada del coronavirus, era organizar cuatro jornadas de limpieza exhaustiva al año, una por estación. Sin embargo, el confinamiento de marzo trastocó también su calendario de salidas. «La última la hicimos el 29 de enero, con la limpieza de la segunda fuente del manantial. Teníamos prevista una para marzo, pero la tuvimos que suspender por el estado de alarma», explica Sánchez. Este verano hicieron una mínima intervención y ha sido este sábado, organizados en pequeños grupos, con mascarilla y distancia de seguridad, cuando han retomado sus actividades. Con la recogida de basuras, con la reforestación a partir de especies de mayor porte y plantadas en periodo óptimo, con la reparación de los paneles informativos, el pintado de los bancos de la zona infantil, la siembra de bellotas, la poda y limpieza de las zonas junto a las fuentes, la colocación de contenedores en torno a los merenderos o la limpieza y restauración de las escaleras junto a la fuente principal que da nombre al parque.

Hace trece años, el Ayuntamiento hizo un proyecto de reforestación, con la configuración de senderos, y se limitó el acceso de vehículos en el parque, pero todavía los hay que buscan sus recovecos y siguen entrando, aseguran desde la asociación, que aspira a que Fuente el Sol siga los pasos de las Contiendas como gran parque forestal de la ciudad. «Tiene otra tipología, pero nos gustaría que toda la ciudad lo descubriera y respetara», explican.

El confinamiento de la primavera sirvió para que los vecinos de los barrios más cercanos, como La Victoria, acentuaran su cariño por el parque. «En cuanto comenzó la desescalada y permitieron los paseos por franjas, muchas personas venían a Fuente el Sol. El coronavirus nos ha hecho valorar todavía más los espacios sanos y al aire libre», explican los participantes en la jornada de limpieza celebrada este sábado, que se ha centrado en restaurar dos paneles informativos llenos de pintadas, la limpieza y poda de una pequeña zona de olmos negrillos o la siembra de bellotas de quejigo y encina, entre otras acciones de limpieza.

El aprecio de Valladolid por la Fuente el Sol no es nuevo. En 1934 se constituyó ya una asociación que reivindicaba las bondades de un paraje que contaba con el aprecio vallisoletano por la calidad de sus aguas, en aquella época «reclamada por industriales de la zona, que pidieron el derecho a usarlas para industrias alimenticias». El Ayuntamiento ha editado una guía que invita a los colegios a recorrer esta zona histórica, «conocida al menos desde el siglo XVI. Desde el manantial se encauzaron las aguas a principios del XVII para erigir una hermosa fuente en las inmediaciones del puente Mayor: «una fuente linda que arrojaba gran cantidad de agua» y que estuvo en uso muchos años durante aquel siglo. La actual calle Fuente el Sol antes se llamaba del Arca, aludiendo a que por ella discurría la canalización, con sus arcas correspondientes, hasta la actual plaza de San Bartolomé», recuerda la guía municipal.

El lunes 15 de agosto de 1938, en plena guerra civil, se inauguró la nueva fuente del parque. «Lo cierto es que muy pocas personas llegaban allí por lo árido de aquel lugar. Sin embargo, algún modesto industrial vendía por los domicilios agua de la Fuente del Sol y no son pocas las familias que la toman, considerándola excelente agua de mesa», contaba El Norte de Castilla el 13 de agosto de ese año 1938. «El caudal de la fuente no era muy abundante», decía el periódico de la época, pero el proyecto del Ayuntamiento permitió «recoger en una arqueta de captación 2.200 litros diarios de agua, que a través de una arqueta de sedimentación y otra de reparto, vierte por cuatro amplios caños». «Como complemento de estas obras se han hecho otras de urbanización y adorno, consistentes en unas barandillas y unas escalinatas rústicas, en unos agradables sombrajos y en la decoración».

«Como detalle curioso –continuaba la crónica de 1938– debemos consignar que estas obras han tenido escasísimo coste, pues la piedra utilizada se ha sacado del viejo matadero, y la madera de bancos, balaustradas y sombrajos se ha obtenido de los árboles secos que han sido descuajados en el paseo de las Moreras. Estas obras tendrán en el próximo otoño una magnífico complemento con la plantación de mil árboles y con la conversión en amena pradería de lo que hoy son cerros pelados». A la inauguración, que tuvo lugar a las 19:00 horas, acudieron además de numerosos vecinos, alumnos del grupo escolar Gonzalo de Córdoba. Se repartieron 700 meriendas para los asistentes (pan, jamón y chocolate).