Los colegios mayores zanjan las batallas de cánticos en Valladolid
Menéndez Pelayo sancionará a quienes corearon consignas contra el San Juan en la medianoche del lunes «porque son novatadas»
En el despacho de Jorge Caballero, en el Colegio Mayor Menéndez Pelayo, lucen pegadas en las puertas de los armarios frases que reivindican ciertos valores de la educación. Desde un recorte de una entrevista a Rafa Nadal, «Ser buena gente vale más que cualquier título», hasta otro, carne de meme, que dice: «En la casa se aprende a: saludar, dar las gracias, ser limpio, ser honesto, ser puntual, ser correcto, hablar bien, no decir groserías, respetar a los semejantes, ser solidarios, comer con la boca cerrada, no robar, no mentir, cuidar la propiedad y la propiedad ajena, ser organizado. En la escuela se aprende: matemáticas, castellano, ciencias, estudios sociales, inglés, geometría, y se refuerzan los valores que los padres y madres han inculcado a los hijos».
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Y en el Colegio Mayor Menéndez Pelayo, ayer por la noche, en el consejo colegial, estaba previsto reforzar esos valores traídos de casa con una reprimenda de recuerdo, a modo de segunda dosis de vacuna. Porque la noche anterior, «unos 60 ó 70 alumnos», según calcula el propio centro, se presentaron frente a las ventanas de otro colegio mayor, el San Juan Evangelista, para dedicar a sus inquilinos unos cánticos de dudoso gusto, a voz en grito, acompañados de bengalas y a unas horas impropias para los demás vecinos.
El reglamento de disciplina de la Universidad de Valladolid es de septiembre de 1954
«Soy subnormal, soy del San Juan», comienza el vídeo remitido por un estudiante del centro aludido a El Norte. Y luego, tras una reivindicación identitaria -«Menéndez, siempre serás el mejor»-, continúa la perorata canturreada contra los otros. «Queremos un avión en el San Juan. Bin Laden, mátalos». De un mal gusto obvio que, además, contrasta con su falta de actualidad, ya que el líder de Al Qaeda lleva ocho años muerto. Y tiene una explicación. Según le confesó un exalumno a Jorge Caballero, eso se cantaba ya hace al menos 14 años.
Y es que los piques entre colegios mayores son un ritual habitual que ahora, en plena guerra contra las novatadas, cobran otra dimensión. Sobre todo porque tanto San Juan como Menéndez Pelayo arrastran una tradición de rivalidad que vivió su apogeo hace un par de años. Entonces, algunos estudiantes del San Juan llegaron a tirar piedras contra la residencia adversaria. Los responsables de ambos colegios decidieron que eso suponía rebasar una línea y se pusieron de acuerdo para aplicar más firmeza en la lucha contra estas 'tradiciones'. Convinieron en que si volvía a suceder algo similar, tratarían de grabar o fotografiar a los participantes para compartir la información y que se impusieran las sanciones pertinentes según sus respectivos reglamentos internos.
Hace un año, Jorge Caballero le remitió a Javier, director de San Juan, unas fotos de sus estudiantes, trajeados tras una celebración, profiriendo cánticos contra los del Menéndez Pelayo. No era de noche, como en esta ocasión, sino a plena luz del día. Ayer por la mañana, Jorge recibió en el 'whatsapp' el vídeo enviado por Javier.
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«Nosotros somos tajantes en esto. Consideramos que estos cánticos también son novatadas y vamos a intervenir», señalaba. No solo por las ofensas, que también. No es agradable escuchar «mañana en el San Juan, hoy en Bataclán» o «nadie sabe dónde están [...] nosotros lo vamos a enseñar, míralo dónde está el puto colegio de San Juan», mientras se señalan el trasero. Es que además, como admitía Caballero, los hechos se produjeron casi a medianoche en un entorno céntrico en el que viven muchos vecinos que deberían ser ajenos a estas guerras estudiantiles.
Reglamento anticuado
Los colegios mayores adscritos a la Universidad de Valladolid, caso de estos dos y del María de Molina y el Colegio Peñafiel, deben «promover la formación cultural y científica de los que en ellos residen, proyectando su actividad al servicio de la comunidad universitaria», según rezan los estatutos de la institución. La UVA cuenta con un reglamento interno que es el que se publicó en el Boletín Oficial del Estado en 1954. Ese decreto regulaba la disciplina académica «de los colegios y residencias universitarias».
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En él se establece como falta grave «la ofensa grave, de palabra y obra, a un compañero». Y entre las menos graves: «Las palabras o hechos indecorosos o cualesquiera actos que perturben notablemente el orden que debe existir en los centros de enseñanza, dentro o fuera de las aulas». Y eso, aunque por entonces no decía nada de grabar en vídeo las bofetadas a una compañera, como ese caso que se hizo público semanas atrás en la Complutense, incluye pegar voces ante las ventanas de otro colegio mayor.
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