Clemente Barahona, profesor del colegio Ave María en Valladolid. El Norte

Obituario

Tristeza en el Ave María por la muerte de su profesor Clemente Barahona

Sus alumnos transmiten su pésame y destacan la labor de un docente que «dejó huella» fuera y dentro del colegio vallisoletano

Carolina Amo

Jueves, 18 de enero 2024, 16:29

Sus alumnos le conocían como 'Tito' y todos coinciden en recordarle como «el mejor profesor que han tenido». Clemente Esteban Barahona, docente, filólogo y crítico ... literario, falleció en Valladolid el pasado martes, 16 de enero, a los 64 años de edad. Nació en Miranda de Ebro (Burgos), ciudad de la que se mostraba muy orgulloso, y a la que le gustaba volver para rememorar vivencias de su infancia y desde muy temprana edad residiendo en tierras vallisoletanas. Tras graduarse en Magisterio y Filología Hispánica pudo ejercer su mayor pasión durante más de treinta años en el Colegio Ave María de Valladolid, donde sus clases de lengua y literatura son aún recordadas por los alumnos más antiguos.

Publicidad

A la lengua española se le suman otras que también impartía en el centro. Latín, Griego, Cultura Clásica e Historia eran algunas de las asignaturas en las que Tito dejó su sello de identidad. «Un profesor con un don en el campo de la comunicación», según lo definen la mayoría de comentarios de sus alumnos tras enterarse de la pérdida a través de las redes.

Ese afán de comunicar terminó siendo una forma de trabajo e incluso un estilo de vida para Clemente, quien ejerció como crítico literario en El Norte de Castilla y como columnista en el Diario Crítico. Sus palabras no solo se quedaron en el papel, sino que también traspasaron la gran pantalla siendo colaborador de televisión e, incluso, llegaron hasta los transmisores en la radio de Castilla y León.

El recuerdo no solo queda para sus alumnos, sino también para sus compañeros de profesión. Es el caso de Irene Pecharromán, quien ha compartido 20 años de profesión con Clemente y conoce su lado más personal. «Ha sido un padre separado y al cargo de sus hijos, no le ha quedado otra que trabajar», explica haciendo referencia a todas las colaboraciones que ha hecho en medios de comunicación al margen de su trabajo en el Ave María. «Humano, empático y con una sensibilidad envidiable», así lo define, recordando todas las veces que Tito le ayudó en el colegio.

Publicidad

Irene recuerda el «susto» que recibieron tanto familiares como amigos cercanos hace apenas dos años. «Le dió un infarto y quedó muy tocado. Aún así la vida le dió otros dos años para compartir con nosotros», cuenta. Y así lo hizo, sacando de una experiencia dura algo útil y valioso para el resto, su libro Sigo aquí de momento con relatos de mesilla. En él, se recogen cerca de cincuenta piezas que escribió en base a sus veintidós días en el Hospital Clínico de Valladolid. «Aún hay relatos que se han quedado en el tintero, que no han podido ser», cuenta con tristeza Irene.

En los medios de comunicación también se le recuerda con cariño, en especial un compañero y familiar, Javier Pérez Andrés, que ha compartido múltiples programas al lado del conocido «profesor Barahona», y que reconoce que «ha dejado un vacío a todos los que tuvieron una relación personal, familiar y profesional con él». «Era la frase exacta, el dato puntual, la alusión a la cita literaria o al hecho histórico, siempre con precisión», explica.

Publicidad

Hoy, alumnos, familiares y personas cercanas tendrán la oportunidad de despedirse de Tito, quien ha dejado su marca de la casa en todo aquello que le apasionaba. «Los libros, el vino, su familia y su gente», comenta Irene, quien tarda poco en percatarse de un dato curioso del profesor. «Él siempre decía que en su funeral teníamos que poner la canción de Frank Sinatra: A mi manera, porque he vivido como me ha dado la gana».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3€ primer mes

Publicidad