
Berta Cano, catedrática: «Leí la tesis embarazada de mi segundo hijo»
«Soy de una generación en la que las mujeres nos echábamos mucha más carga de una forma casi cultural»
La elaboración de una tesis doctoral es un proceso complejo, lento, por momentos desesperante. Leerla, defenderla ante el tribunal, es el primer paso para iniciar ... una carrera académica. Y a Berta Cano, hoy catedrática de la Universidad de Valladolid, ese momento crucial le llegó en otro momento vital también crucial. «Hice la tesis, la leí embarazada del segundo hijo y todo eso suma», explica. «Todos los puestos de la universidad se han hecho muy complejos, no me lo pusieron fácil en ningún momento. Hice la habilitación, que era una especie de oposición a nivel nacional para ser titular y mis hijos eran muy pequeños». Sin embargo, lo consiguió a base de añadir carga laboral. «Lo compatibilizas, soy de una generación en la que las mujeres nos echábamos mucha más carga de una forma casi cultural».
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Como ocurre en muchos casos para ellas, alcanzar la condición de profesor titular ya es un logro relevante. Dar un paso más exige mucho más. «No aspiraba a más después de ser titular. En mi departamento somos todo mujeres, hasta hace poco solo teníamos dos catedráticos, los dos hombres, ahora somos dos y dos. Las mujeres parece que llegamos a titular y estamos contentas».
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Coincide con sus compañeras en la necesidad de tener «apoyo familiar». Y destaca un aspecto que es un mal endémico en el país del sinfín de leyes educativas: el continuo cambio en los procesos de acreditación a las diferentes figuras de profesorado docente e investigador. «Como siempre van cambiando las normas… Una cosa que hice bien cuando llegué a titular fue decir 'voy a hacer lo que quiero hacer, no decir que sí a todo. Lo hice y es lo que me ha venido bien. Es una pena porque la gente joven ve las normas y se traza un plan férreo que a veces es cumplir unos requisitos, y eso no es lo que debería ser. Cuando he visto compañeros muy válidos, dotados para todo, que en algún momento los ha rechazado la ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación), que han dicho no me interesa seguir así. Psicológicamente es muy duro estar haciendo una cosa y que te digan 'esto no sirve'».
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