Valladolid

El barrio de los Cuarteles recibe a sus primeros vecinos 25 años después de la marcha de los militares

El primer bloque habitado, que alberga 74 viviendas libres, ha sido bautizado como Artillería 1, en recuerdo al arma militar que ocupó este espacio, y se encuentra en la esquina de General Shelly con Nelson Mandela y con vistas a la avenida de Bartolomé de las Casas que vertebra el incipiente barrio de los Cuarteles. A su lado está prácticamente rematado un segundo bloque, bautizado como Azaría, que contiene 32 viviendas de protección.

En total serán 840 los domicilios que se erigirán, siete de ellos ya en fase de construcción o de comercialización, sobre una superficie de doce hectáreas –de las cuales 10.600 metros cuadrados se han destinado a zonas verdes– entre viviendas de protección y de régimen libre. El grueso estarán del lado de Artillería (General Monasterio), mientras que en la parte del cuartel Conde Ansúrez (Caballería) está prevista la rehabilitación de sus cuatro pabellones centrales para albergar un centenar de pisos destinados a jóvenes.

Este enclave histórico renace como un nuevo vecindario tras más de dos décadas de desolación, desde que en el año 2000 el Ejército desocupase los cuarteles y los terrenos fueran vendidos tres años después. Durante prácticamente un siglo, estas naves albergaron las residencias y los talleres del regimiento de Caballería Conde Ansúrez y, más adelante, el cuartel de Artillería General Monasterio. Tras ser desalojados, no tardaron en comenzar los saqueos indiscriminados a las estructuras y materiales, hasta que en 2008, ya esquilmada la zona, el Ayuntamiento decidió vallar el perímetro e impedir el acceso.

No fue hasta 2021 cuando dio luz verde a la urbanización de la zona y, poco a poco, ha ido en aumento el número de licencias para la construcción de bloques residenciales, con precios de compra entre los 200.000 y los 468.000 euros. Este mismo mes de julio, la promotora inmobiliaria Inbisa acaba de anunciar una nueva promoción de 80 viviendas al borde del paseo de Farnesio. También, en la otra esquina, junto a General Shelly, ya está en marcha el residencial Terrazas Arco de Ladrillo, que acogerá 67 viviendas.

Por el momento, se han alzado tres bloques en la calle Teresa de Calcuta, que corresponden a los residenciales Artillería 1, Artillería 2 y las viviendas de protección Azaría Valladolid. De ellos, solo el primero está totalmente acabado y con los primeros pisos entregados a los primeros inquilinos del barrio. En ellos se puede divisar alguna que otra cabeza asomada por el balcón de cristal de sus pisos. Uno de los operarios de las obras confirma que «hay gente subiendo cajas de muebles».

Esta vía, que recibe el nombre de la Premio Nobel de 1979, se suma a las nuevas calles creadas con la reforma del sector, de las cuales cuatro llevan los nombres de personalidades reconocidas con este galardón: Teresa de Calcuta, Dalai Lama, Rigoberta Menchú y Nadia Murad. Entre la primera de estas y su paralela, la calle Bartolomé de las Casas, se han construido un parque infantil, una cancha deportiva y una placita circular. Además, se han plantado decenas de árboles en los más de 10.000 metros cuadrados de zonas verdes. Por ahora, estas plantas no dan sombra, lo que es un gran problema en las horas centrales del día, sobre todo, en la época estival, y esto se nota porque dichos recintos recreativos, donde ya juegan los niños y los perros, se quedan desiertos en este lapso de tiempo, a falta de refugios apropiados contra las altas temperaturas.

A las futuras viviendas hay que sumar las obras en marcha de la ampliación de la Escuela Superior de Diseño (ESI), que ocupará un esquinazo de los edificios catalogados del cuartel Conde Ansúrez, entre General Shelly y Arco de Ladrillo.

Del otro lado de General Shelly, en el cruce con Bartolomé de las Casas, avanza la transformación de las edificaciónes del antiguo cuartel Conde Ansúrez, donde la Escuela Superior de Diseño (ESI) ampliará sus dependencias y su oferta educativa en el incipiente Campus ESI ocupando el primero de sus edificio catalogados. Con una inversión de 2,5 millones de euros, la nueva instalación se prepara para albergar a unos 400 estudiantes. El proceso al que se someten las naves no contempla la demolición ni la transformación de la estructuras, sino su rehabilitación, debido a su régimen de protección. Además, su histórica condición de talleres lo hace incluso más atractivos para la ESI, según explica Beatriz Hernández, directora de Marketing y Comunicación, que ahora perpetuará esa función con un aspecto y unas disciplinas más modernas. En cuanto a la estética, «quisiéramos algo como el Matadero Madrid», señala Hernández, para añadir que «la idea es crear un punto de encuentro para empresas y diseñadores, atraer alumnado de fuera y, por supuesto, hacer que los jóvenes de Valladolid se queden aquí».

Estos planes de la institución privada se están trabajando con el Ayuntamiento para intentar implantar en el nuevo barrio «un espacio abierto, creativo e inspirador», con zonas abiertas al público y que integre nuevas facetas educativas, el cual estaría listo para su inauguración «para abril de 2026», según estima la directora de Marketing.

Mientras avanzan las obras de la escuela, las calles y parques ya urbanizados entre los edificios catalogados del viejo cuartel continúan vallados desde hace un año y esperan su apertura a la ciudad.