Valladolid

Arco de Ladrillo estrena drenaje después de vaciarlo del agua acumulada en sus entrañas

Entre el 8 y el 15 de abril los operarios de esta firma abrieron varios agujeros de 32 centímetros de diámetro para desaguar el líquido que se había quedado embalsado en el interior de esta veterana infraestructura con el paso de los años, una imagen que sorprendió a todos al ver cómo caían a chorro cientos de litros por esos orificios taladrados en la cara inferior. Primero se trabajó en la zona de Puente Colgante y luego se trasladó a Delicias.

La descarga de todo ese volumen ha concluido, según confirman desde la Concejalía de Tráfico y Movilidad, y ya se ha instalado un nuevo sistema de drenaje para evitar nuevas acumulaciones en las entrañas de esta conexión rodada que, desde 1964, salva el canal del tren a su paso por este entorno urbano. Se trata de unos aliviaderos de plástico, unos tubos de pequeño diámetro imperceptibles a simple vista que ayudarán a derivar el agua directamente a la vía pública para evitar que en el futuro se vuelva a embalsar líquido por las lluvias y la humedad y pueda provocarle daños.

A pesar de que la operación llamó la atención y generó cierta inquietud sobre el verdadero estado de deterioro del viaducto, tanto desde la empresa como desde el Ayuntamiento aseguran que esta intervención ha logrado sanear un paso que cumplirá, dicen, con «todos los estándares de seguridad» y que permitirá que siga en uso sin riesgos para los usuarios hasta que se tomen decisiones sobre su futuro.

Hay que recordar que dentro del convenio de integración ferroviaria vigente se contempla la demolición de esta mole y su sustitución por un túnel. ¿Cuándo? De eso, de momento, no hay noticias. El pasado mes de octubre el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) aceptaba el requerimiento realizado por Jesús Julio Carnero para que se revisara el proyecto ante la aprobación del expediente de información pública y técnica definitiva del mismo. Los planos de ese paso inferior, de 175 metros de longitud entre la calle Mikado y el Paseo del Hospital Militar y con cuatro carriles (dos por sentido), volvían a manos de los técnicos de Adif ante las pegas que planteaba el Consistorio.

Entre ellas, se destacaban «problemas importantes» en su diseño, como una curva y contracurva de riesgo para la circulación de vehículos o una estrechez del cajón que hacía inviable su encaje en este punto de la capital. No parece que el equipo de Gobierno de PP y Vox tengan ninguna prisa con este asunto, ya que la idea es no ejecutar ninguna obra que pudiera interferir en un posible soterramiento, la principal promesa electoral de los de Carnero.

De momento, la actividad en este entorno es ahora es importante. Se trabaja en varios frentes. Por un lado, se están colocando ya los soportes para las farolas que iluminarán los dos carriles en dirección a Laguna de Duero. En esta vertiente que da la estación de autobuses es donde se concentra el grueso del tajo. Después de haber cortado y demolido tanto el paquete de pavimento del carril derecho como la parte superior de los muros de los estribos y los voladizos de los distintos vanos, ahora se está reconstruyendo el conjunto de esa vertiente.

El nuevo firme estructural se compone de una losa de hormigón que en su borde exterior se suplementa con un zócalo al que van anclados los pilares de los quitamiedos de este margen. Será a partir de la semana que viene cuando se comenzará a colocar esa bionda, un guardarraíl reforzado, como los de las autovías, que debe soportar el impacto de un camión.

Además, ya se ha comenzado a construir la isleta central que separará los dos sentidos de circulación a la altura del Paseo del Hospital Militar. Asimismo, los operarios de la empresa Zarzuela trabajan en la urbanización de la estrecha acera pegada al viaducto que discurre entre Puente Colgante y la confluencia con la glorieta que da acceso hacia Hospital Militar y Filipinos. Queda eliminado uno de los dos carriles de circulación con los que contaba este tramo, que de momento sigue cortado al tráfico de coches, aunque los peatones pueden circular.

La reparación de urgencia en este puente urbano sobre el lecho del tren, construido en la década de los sesenta del siglo pasado y que antes de esta actuación había sido objeto de infinidad de obras de parcheo en los últimos años, comenzaron a finales de mayo de 2024, con un plazo de ejecución de once meses y un presupuesto de 2,3 millones de euros destinados a asegurar los extremos del tablero y a colocar nuevos guardarraíles. Tras las inspecciones de los técnicos se acometieron otros trabajos no previstos en un principio como los del desagüe del agua acumulada en su tablero.

Paralelamente, en el entorno más próximo, se están desarrollado los trabajos de construcción de la nueva parada de Auvasa que sustituirá a la que daba servicio justo debajo del viaducto. Ahora, con las obras, esta escala se ha ubicado antes del paso sobre las vías, a la altura del número 3 de la calle Puente Colgante, pero su situación definitiva será en el número 4 de la calle Recondo. Para abrir la zona del nuevo apeadero para las líneas de bus que circulan por esta se han talado tres árboles. Auvasa justifica esta modificación en la necesidad de ofrecer un mejor servicio para el embarque y desembarque de los viajeros, ya que bajo el paso superior de Arco de Ladrillo el espacio era limitado.