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J. Sanz
Domingo, 1 de enero 2017, 17:05
Yolanda Charlín, la sobrina del histórico líder del clan gallego, no va a olvidar su última visita a Valladolid, la capital que se ha convertido en su tumba judicial después de sumar aquí su segunda condena, esta vez por narcotráfico, por adquirir junto a su marido y un compinche una partida de 5,8 kilos de heroína del laboratorio para producir esta droga que montó en Fuensaldaña su exnovio Carlos Pérez, el cabecilla de esta red, hace tres años. Yolanda ya fue detenida en la capital vallisoletana hace veinte años, junto a Carlos, y condenada por el secuestro de un ciudadano turco por el impago de una partida de heroína.
La traficante gallega, de 44 años, se presentó durante el juicio como una mujer rehabilitada que llevaba más de tres lustros -desde que salió en el año 2000 de prisión por la condena a ocho años por secuestro- trabajando en una gasolinera. De ahí que solo ella, su marido Walter y su secuaz Víctor Ramón defendieran su inocencia durante la vista en las que sus seis compañeros de banquillo reconocieron que todos ellos traficaban con heroína. Los seis asumieron condenas que oscilan entre los nueve años y seis meses, para el cabecilla, el vallisoletano Carlos Pérez, y los tres para Nelly, su actual novia.
Solo faltaba por resolver si los indicios, solo eso, recabados por los agentes contra la conexión gallega eran suficientes para condenarles. Y eso es lo que acaba de resolver la Sección II de la Audiencia Provincial en un elaborado fallo en el que considera que sí, que las pruebas demuestran de «forma lógica y racional» que los charlines eran los destinatarios de los 5,8 kilos de heroína interceptados el 4 de diciembre de 2013 a las puertas del laboratorio de Fuensaldaña. De ahí que condenen a Yolanda, Walter y Víctor Ramón a seis años y diez meses de prisión cada uno por narcotráfico e integración en el grupo criminal liderado por Carlos Pérez.
«Otros seis» para Pontevedra
Y todo ello gracias a las conversaciones telefónicas grabadas entre Yolanda y Víctor Ramón con Carlos. Así descubrieron que el secuaz visitó inicialmente al cabecilla y el propio laboratorio el 27 de noviembre de 2013 para «comprobar la heroína para su compra y transporte a Pontevedra». Víctor Ramón alegó que vino a comprarle un coche a Carlos y que los 138.770 euros que le intervinieron después en su domicilio eran para comprar un vivero. Sus explicaciones «chocan con principios lógicos y racionales», ya que dicha cantidad es acorde con el precio de la heroína, recoge de manera expresa la sentencia.
Cuatro días después serían Yolanda y su marido Walter los que visitaron a Carlos en Valladolid y, durante la comida entre sus familias, el vallisoletano llamó al encargado del laboratorio y le pidió «otros seis». Dado que allí cocinaban la heroína pura para rebajarla y que en el coche interceptado finalmente el 4 de diciembre había prácticamente seis kilos de esta droga, los magistrados concluyen que «la relación entre esta cantidad y la expresión otros seis es evidente». Así que duda resuelta. Los tres charlines compraron la heroína e irán a la cárcel por ello. Valladolid volvió a ser la tumba judicial de Yolanda.
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