Rafael y José Ignacio Revuelta gerentes de La Aldea Colorada

La Aldea Colorada se presenta como un ejemplo de emprendimiento

Los hermanos Revuelta han invertido en una casa de turismo rural adaptada para personas invidentes en Mota del Marqués

Laura negro

Domingo, 14 de agosto 2016, 13:09

En la Granja San Ignacio pasaron su niñez. Los muros de la vieja escuela eran su lugar de juegos y en la capilla de la aldea han tenido lugar algunos de los momentos más importantes de sus vidas. Ellos son los hermanos Rafael y José Ignacio Revuelta Martín, gerentes de La Aldea Colorada. Un complejo turístico rural, situado en Mota del Marqués, que fue inaugurado el pasado mes de enero y que es el lugar perfecto para hacer una escapada con familia o amigos para estar en contacto con la naturaleza.

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La Granja San Ignacio, también conocida como Finca Cirajas, fue propiedad de los jesuitas hasta que, hace 50 años, el abuelo de los emprendedores protagonistas de esta historia la adquirió para la familia. Durante décadas, con gran dedicación y esfuerzo, sus padres, Macario y Camino, y más tarde Rafael y José Ignacio, han gestionado con éxito esta finca de 1.000 hectáreas dedicada a la agricultura y ganadería. «En la finca vivían los empleados y sus familias. Esto era un pequeño poblado, con su capilla, su escuela y otros muchos servicios. Llegamos a ser unas 90 personas, que vivíamos en un ambiente muy familiar. Pero poco a poco, las casas se fueron quedando vacías y fue entonces cuando empezamos a darle vueltas a la idea de aprovechar los edificios y diversificar el negocio hacia el turismo», explica José Ignacio.

«Amamos el medio rural. Siempre hemos vivido aquí, y hemos decidido apostar por hacer crecer nuestra finca agrícola diversificando el negocio. Ya no tenemos tanto ganado como antes y nos hemos tenido que adaptar a las circunstancias y acondicionar las naves y el resto de edificios para otros usos enfocados a la atracción de turistas», añade su hermano Rafael.

La Aldea Colorada se compone de una casa rural principal con alojamiento para 8 personas y cinco apartamentos que se han situado en las antiguas casas de los jornaleros. Han sido dos largos años de obras, gestiones, burocracia, que ya están dando sus frutos y las primeras alegrías, ya que su casa rural acaba de obtener la calificación de 4 estrellas verdes.

Una de las peculiaridades de esta iniciativa emprendedora, además de una decoración de gusto exquisito, es que los apartamentos son totalmente accesibles para personas con movilidad reducida y con discapacidad visual. «Teníamos claro que queríamos adaptar los apartamentos para personas invidentes, por ello, en cuanto comenzamos las obras, acudimos a informarnos a la ONCE, donde nos hicieron muy buenas recomendaciones técnicas. Hacer viviendas accesibles no nos suponía una inversión a mayores y sí que nos podía servir para diferenciarnos de otras ofertas similares», subraya Rafael. «La entrada de las viviendas tiene un pavimento más rugoso que el resto de estancias. Las llaves de luz están contrastadas en otros colores, igual que los marcos y pomos de las puertas. Las duchas no tienen mampara y se encuentran a ras de suelo y utilizamos muchos contrastes de colores en la decoración. Además, los mandos de la cocina son de pomo, para que puedan escuchar el click y tenemos placas informativas en braille», subrayan los hermanos, muy concienciados con esta realidad social y que también admiten mascotas en sus alojamientos rurales.

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Las obras no paran. Los Revuelta Martín están actualmente en plena obra de acondicionamiento de una de las naves de la finca, que utilizarán como gran salón de eventos. «Tenemos previsto tenerlo acabado para el mes de noviembre. Nuestro objetivo es ofrecer un servicio global a nuestros huéspedes. En la capilla, que tiene una capacidad para 70 personas, pueden celebrar sus ceremonias de bodas, bautizos o comuniones. En el futuro salón, celebrar el banquete y a la vez tener solucionado el problema del alojamiento para los invitados con la casa rural y los apartamentos», aclara el mayor de los hermanos. Además, ofrecen otros servicios añadidos, ya que bajo petición de los clientes, preparan el desayuno, comida y/o cena. También imparten talleres de cocina de diferentes temáticas, «ideales para reuniones familiares, de amigos o celebraciones varias» y ofrecen la posibilidad de alquiler de bicicletas y picnics. «A mayores, nuestros clientes pueden contratar viajes en globo, clases de baile o yoga. Además, todo el que se aloja en nuestras instalaciones tiene la entrada gratuita a las bodegas Liberalia de Toro», añaden estos hermanos, que están dados de alta en los portales escapadarural.com y sientecastillayleon.com.

Rafael y José Ignacio están muy satisfechos con la marcha del nuevo negocio en estos meses. «Al principio teníamos muchas dudas por la gran inversión y los resultados que podríamos tener . De momento, va todo muy bien», explican.

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