Quintanilla se lanza a buscar setas

La localidad vallisoletana celebra las terceras jornadas micológicas

A. Ojosnegros

Sábado, 14 de noviembre 2015, 17:53

«No hay setas malas», otra cosa es que sean comestibles o no. «Todas las setas cumplen una función en el campo, simbiótica. Sin ellas la vida en el bosque no sería posible». Con esta lección de Fernando Benito además de explicar también cómo proceder a extraer cada seta para una mejor identificación-, comenzó a desarrollarse a primera hora de la mañana del sábado las terceras jornadas micológicas en Quintanilla de Onésimo, enmarcadas dentro del programa de fiestas en honor a San Millán hecho por el Ayuntamiento.

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Dejando atrás, abajo en el valle del Duero, una densa niebla, la treintena de participantes disfrutó de una soleada mañana en lo alto del páramo, en un paraje boscoso de envolvente naturaleza autóctona donde el tiempo discurrió entre sosegados paseos con la mirada muy pendiente de donde se pisaba. El enclave es idóneo para el desarrollo del proyecto de centro de interpretación de la biodiversidad de la zona que tiene en mente el Consistorio, estima el alcalde, Raúl Piquero, a expensas de un pequeño empujón económico de la Junta.

Alrededor de la conocida en el municipio como Casa de los Tatis, en el monte del Carrascal; entre pinos, encinas y robles, los buscadores de hongos entre ellos algún niño- disfrutaron de dos horas para recolectar una amplia variedad de setas que luego fueron trasladadas para ser expuestas en un local de la Cofradía de San José ubicado en la plaza del Bailadero. Allí permanecerán hasta esta tarde de domingo para que todos aquellos interesados en conocer la amplísima variedad micológica del lugar puedan acercarse y solventar sus dudas asesorados por Fernando Benito, vecino de Quintanilla y experto en la materia. Benito tiene una máxima que intenta transmitir a través de esta actividad. Como apasionado del mundo micológico está convencido de que «hay que cambiar el hábito de coger por el de conocer». «Con estas jornadas pretendemos poner en valor la gran biodiversidad que tenemos y dentro de ella la que tenemos en el campo micológico. La gente se sorprende de lo poco que conoce y de lo mucho que tiene alrededor».

Finalmente fueron unos 90 los tipos de hongos recogidos, algunos por estudiar para poder clasificarles. Esta vez escasearon las setas comestibles, aún así no faltaron en las cestas la seta de cardo, la nazarena, la gran- platera, y los níscalos, incluido el tóxico de leche amarilla que servirá para enseñar a distinguirle del que no lo es. Mucho 'pedo de lobo', la mortal galerina marginata por partida doble, y la sorpresa mañanera: la seta nido.

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