Y la lluvia cayó sobre Tinduf

Si el cambio climático tiene sus consecuencias en todo el planeta, la semana pasada lo demostró en pleno desierto argelino. Y lo saben bien los cerca de 30.000 saharauis que, residentes en los campamentos de la provincia de Tinduf, al suroeste de Argelia, han visto como la lluvia derretía «como si fuera chocolate» las paredes de adobe de las casas allí levantadas, pensando siempre en la provisionalidad para regresar a la tierra prometida.

Al exilio, provocado después de 40 años de ocupación por Marruecos del Sáhara occidental, antigua colonia española, las altas temperaturas que en esa zona se registran, y la falta de recursos para subsistir, se han unido hace unos días las tormentas, que han arrasado jaimas y convertido en piscinas las blandas dunas. La lluvia en las islas Canarias se vio en los telediarios, pero la registrada a poca distancia de la costa africana, que también mantiene lengua castellana por principios, no.

Para paliar esta catástrofe, la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Valladolid ha organizado la campaña SOS Sáhara, con la que pretende recoger alimentos y material de primera necesidad para enviar la próxima semana a estos campamentos, situados a 1.460 kilómetros de la capital de Argel.

Muchos de los que allí habitan han sido niños que han pasado los veranos por España. Es el caso de Azman Mohamed, que después de ser acogido en el 2002 continúa trabajando y estudiando en Valladolid con su familia adoptiva. Pero sus padres y hermanos siguen en Tinduf, y eso duele cuando le envían imágenes como las que aquí se muestran.

«El 16 de octubre comenzó a llover y durante días no paró. Parecía el diluvio, me decía mi familia. Había llovido en otras ocasiones, pero nunca así», explica Azman., que añade que los campamentos de Tinduf acogen a unos 300.000 refugiados saharauis, según el último recuento del 2012. De esa cifra, las inundaciones han afectado al 10% que se «han quedado sin nada».

Los padres de Azman, que enviaron a su hijo a España cuando tenía 9 años, le explican que el agua ha arrasado también con los alimentos que se repartieron unos días antes. También muchas de las reses de ganado han perecido, sino por las tormentas por la falta de comida.

Las casas de arcilla se fueron derrumbando al no contar con cimentación, y las jaimas no resistieron. «En una de estas tiendas, de 15 metros cuadrados, viven hasta 25 personas, por lo que ahora muchas están sin techo», dice. Entre padres, hermanos, tíos y abuelos, Azman contabiliza hasta diez de un mismo núcleo familiar.

«Lo que nos llega es que pese a la magnitud de la catástrofe, no ha habido muertos, pero sí muchos destrozos. Argelia, Brasil e Italia han enviado ya recursos, y ayuntamientos como el de Castellón, Cantabria el sindicato CC OO de Asturias han hecho aportaciones monetarias para comprar mantas y cocinas de gas», recuerda Azman.

Caravana hasta Orán

Para tratar de paliar esta situación, la campaña que ha iniciado la Asociación de Amigos hace unos días visita los colegios reclamando apoyo a familias e instituciones públicas. Han recogido unos 100 kilos de comida de larga duración para el consumo. La caravana vallisoletana con material y alimentos recogidos en Valladolid está previsto que llegue al puerto de Alicante, entre los días 15 y 20 de noviembre. Allí se embarcarán los camiones (uno de ellos donado este verano por una empresa de transportes que lo utilizaba para tabaco, y ya no pasaba los controles) y paquetes con destino al puerto argelino de Orán. De allí continuarán la ruta hasta Rabuni, la capital administrativa en la que se coordina la cooperación internacional con los campamentos. La media luna árabe se encargará luego de repartir a las familias más necesitadas.

La asociación dispone de dos cuentas bancarias en Cajamar y Caixabank para reunir fondos. En su página de Internet (www.ashva.es) se explica cómo colaborar para paliar los efectos por las inundaciones en los campamentos saharauis.