Los menores frecuentan la peligrosa azucarera Santa Victoria como zona de juegos

La pelea comenzó ya en 2009, dos años después de la fastuosa inauguración del parque de Las Norias, y se mantiene de manera casi semanal desde entonces. Los operarios tapian los boquetes abiertos en la fachada de la no tan fastuosa azucarera Santa Victoria, esa peligrosa mole de ladrillo catalogado del siglo XIX, y los jóvenes vuelven a abrirlo. El objetivo, de estos último, no es otro que jugar en el interior de un inmueble repleto de trampas mortales en forma de tejas y cascotes que se desploman o de agujeros en el firme de su planta superior.

Y esto precisamente es lo que acaba de ocurrir. Los operarios sellaron la semana pasada, por un lado, la puerta metálica que estaba abierta en la parte posterior de la maltrecha azucarera y, por otro, tapiaron el butrón que facilitaba el acceso a través de la fachada. El butrón de la parte principal en la imagen volvió a amanecer abierto ayercuando apenas se había secado el cemento.

«Suelen entrar chicos de apenas doce años y, aunque avisamos a la Policía Local y los propios agentes les han sorprendido más de una vez, vuelven a abrir los boquetes una y otra vez», relatan los testigos de este tira y afloja, como son los trabajadores de la Fundación Jorge Guillén, situada a las puertas de la azucarera. Ellos mismos advierten de que «algún día va a haber una desgracia porque los niños entran y suben por zonas del edificio que están fatal».