Emprendedores soldados
El programa de Defensa para buscar salidas laborales a la tropa da sus frutos en Santovenia
Jorge Moreno
Jueves, 12 de febrero 2015, 17:11
El emprendimiento también llega a los acuartelamientos. Al menos a la tropa. Con esa intención, el pasado año puso en marcha el Ministerio de Defensa mediante una experiencia piloto en Valladolid, con la que se pretende ofrecer una salida a los soldados profesionales que entran con un contrato de permanencia.
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La normativa en las Fuerzas Armadas establece que un soldado o marinero puede permanecer en las distintas unidades hasta los 45 años, con renovaciones sucesivas de contratos. Pero, ¿y cuándo se termina su prestación de armas, qué pueden hacer en un mercado laboral tan competitivo?
Para ofrecerles una salida, la Unidad de Servicios de la Base (USBA) del Empecinado, de Santovenia de Pisuerga, puso en marcha en julio un curso de Creación y Gestión de Microempresas, que ha comenzado a dar sus frutos para la decena de soldados y cabos Primeros de Tierra en Valladolid que participaron.
«La asistencia a los cursos no era retribuida. Es más, ha sido un esfuerzo a mayores para ellos ya que a su jornada laboral, de 7:45 a tres de la tarde, se añadía su asistencia a las aulas dos y tres horas», explica la capitán Nuria Rodríguez, directora pedagógica de los cursos en la base del Empecinado de Santovenia.
De este modo, después de los ejercicios de tiro, de la instrucción continuada o de las maniobras periódicas, la decena de soldados han escuchado a profesores de las Universidades de Valladolid y Europea Miguel de Cervantes, y técnicos de la Cámara de Comercio, cómo montar su empresa o abrir un negocio si deciden dejar la milicia.
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Los vínculos del Ejército con el mundo empresarial no son nuevos en Valladolid.En algunos casos, incluso, han dado sus buenos réditos de los que todavía hoy se vive. Sin ir más lejos, el coronel de Artillería, Manuel Jiménez-Alfaro, logró en los años 50 que la francesa Renault cediese una patente para fabricar automóviles. Reunió, junto a otros cuatro industriales, cinco millones de pesetas y surgió FASA. «Quien crea que en los cuarteles no se puede pensar para la vida civil, se equivoca», dice un suboficial.
Ciclos formativos
El Ministerio de Trabajo fija con carácter general cinco niveles de certificación profesional. El realizado en la base de Santovenia alcanza el nivel 3, que es convalidable a los ciclos formativos de grado superior en el sistema educativo, lo que permite a los soldados que superan los cursos disponer de un reconocimiento oficial, incluso europeo.
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La USBA de Santovenia, que sirve a siete unidades independientes de la base, está acreditada como Centro de Formación superior para cinco especialidades de logística, y otras tres de creación de microempresas, recursos humanos y gestión comercial de ventas.
«Cualquiera de los soldados de estos centros, incluida también la Academia de Caballería, puede participar en estos cursos, que permiten obtener certificados de profesionalidad», explica la capitán Rodríguez.
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Hasta el pasado año, la mayoría de los cursos de formación que se hacían tenían que ver con la conducción de vehículos o el transporte de mercancías peligrosas. Pero no era suficiente en un mercado que cambia. Un estudio realizado en coordinación con el Grupo Norte planteó a la Dirección de Defensa la posibilidad de reorientar este tipo de formación para la tropa.
Se vieron los nuevos yacimientos de empleo y se preguntó también a los soldados sobre sus demandas. De este modo, el curso de logística dio paso al de microempresas. La capitán Rodríguez resalta el potencial de valores que tienen estos alumnos para el mercado laboral.
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«La disciplina, la subordinación, saber trabajar bajo determinada presión, o el compañerismo, son algunas de las virtudes que las empresas valoran, y que los profesores universitarios y de la Cámara de Comercio han detectado», dice.
Cuando se creó la tropa profesional en el año 2000, quizás, no se pensó en que muchos de los futuros soldados tenían una estancia límite en las Fuerzas Armadas.
«Por abajo, el Ejército es una de las empresas que prepara a su gente para que se mueva hacia arriba, opositen para plazas de oficiales y suboficiales, o para que trabajen fuera. En este nivel, unos marchan a las vacantes de la Guardia Civil, Policía Nacional o Local. Otros, a empresas de seguridad privada. La permanencia en las Fuerzas Armadas, hoy por hoy, tiene un límite fijado en el contrato que se firma, puesto que ningún Ejército puede tener tropa que tenga que movilizarse con una edad avanzada», reconoce un mando.
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Tras esta experiencia de gestión de microempresas, Rodríguez ve otra de las posibilidades para este año: las especialidades relacionadas con actividades físico recreativas, que ahora tienen demanda.
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