Un experto en explosivos examina la granada.

Encuentran una granada de la Guerra Civil en las ruinas de un convento de Peñafiel

Artificieros de los Tedax de Valladolid se trasladaron al lugar para comprobar si permanecía activa

PPLL

Miércoles, 14 de enero 2015, 11:19

Darse de bruces con un peligroso artefacto explosivo en pleno martes y trece no parece la mejor de las suertes. Más aún, parece que es lo que corresponde a una jornada de tan mal fario, como se cataloga tradicionalmente a este día que de vez en cuando asoma por el calendario. Es lo que sucedió ayer a un trabajador de una empresa constructora de Peñafiel que, casi sin darse cuenta, acabó con una pequeña bomba de la Guerra Civil entre sus manos. Desde luego, para él los martes 13 no van a ser jornadas aciagas, más bien todo lo contrario. Se puede afirmar que está inmunizado contra ellos.

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Conductor de un camión, mientras realizaba su trabajo en una nueva calle que se está abriendo en Peñafiel junto a un bloque de viviendas de protección oficial conocido como las casas nuevas, ubicado en la calle Santo Domingo de Guzmán, desde la cabina del vehículo con el que transporta la tierra que están retirando de la nueva vía, el operario observó en uno de los huecos de uno de los muros de las ruinas del convento de San Francisco del que apenas se esboza el ábside de su iglesia y algunos paramentos lo que él creyó que era la herrumbrosa empuñadura de una puñal antiguo. Sin pensárselo dos veces, se bajó del camión, cogió una escalera, se encaramó hasta el hueco de la pared ocupado en su momento por alguna viga y, cuando quiso darse cuenta, tenía entres sus manos una granada de mortero de espiga de fabricación italiana. Un modelo utilizado por las tropas nacionales durante la contienda española.

«Hasta que no vi la parte trasera, donde está la espoleta, no me di cuenta de que era una granada», declaró posteriormente el camionero.

Cuando comprobó que lo que tenía en sus manos no era daga, sino granada, se llevó un buen susto, así que bajó presto de la escalera y depositó con cuidado el explosivo en el suelo.

Zona acordonada

Avisada la Policía Local y la Guardia Civil de la localidad, una vez acordonada la zona, finalmente una pareja de este último Cuerpo se hizo cargo de la situación hasta la llegada de dos expertos artificieros Tedax con base en Valladolid. Tras inspeccionar el terreno, realizar fotografías, comprobar que la bomba permanecía activa, muy deteriorada y que los seguros de la misma estaban en su sitio, procedieron a retirarla del lugar para trasladara a una zona segura donde explosionarla.

El proyectil se encontraba a escasos metros de un bloque de pisos, de una vivienda particular y de la bodega Convento de San Francisco, en una vía que se está abriendo al tránsito y que ha permanecido vallada durante muchos años, por lo que hasta ese momento no era posible acceder a ese lugar. A pesar de la escasa distancia de las viviendas, no fue necesario desalojarlas.

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