Gingrich se convierte en el hombre del momento

El jueves Barack Obama empezó el día en Disneylandia y lo cerró cantando soul en el Teatro Apollo de Harlem. Mientras, los cuatro hombres que pelean entre sí para quitarle el puesto intentaban demostrar a 1.500 republicanos enfervorecidos quién es el más duro para batirlo. «Yo no solo quiero hacerle sangre en la nariz, quiero tumbarlo y noquearlo», había dicho Newt Gingrich el martes.

El exportavoz del Congreso que crucificó a Bill Clinton en los años 90 mientras él mismo vivía en adulterio volvió a ser el jueves el hombre más cínico y despreciable del paquete, pero ese papel funciona bien entre los conservadores cabreados que buscan sangre.

En las encuestas del New York Times, Romney había pasado de empezar la semana con un 90% de posibilidades de ganar Carolina del Sur a un 62% ayer, tras haber caído diez o quince puntos, herido por su resistencia a mostrar su declaración de impuestos. Al menos otras tres encuestas -Rasmussen Reports, Public Policy e Insider Advantage- tenían ya al político del vecino Georgia por delante del exgobernador de Massachusetts. «Creo que esto va a ser igual de largo y trabajoso como lo que vimos en 1976 entre Gerald Ford y Ronald Reagan, que le costó todo el proceso para ganar», dijo en Charleston el exgobernador de New Hampshire John Sununu, que hace campaña por Romney.