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ALFREDO J. GÓMEZ
Miércoles, 26 de octubre 2011, 02:54
Una silla esperando a alguien que no llega. Un zapato con memoria. Una madre que corre en sueños. Una pareja enamorada de lo que no hace. Un siquiatra atendido por su paciente. Una mujer que se excita con Platón. Un asesino cubista. Monólogos. Mirones. Son algunas de las historias de los cuentos que Andrés Neuman expone en su libro 'Hacerse el muerto', donde explora el registro tragicómico hasta las últimas consecuencias, desplazándose desde lo conmovedor a lo absurdo, del dolor de la muerte al más agudo sentido del humor.
«Es una mezcla dosificada de cuentos de extensión clásica y microrrelatos. Están barajados de forma que hay un cierto cambio de ritmo en la lectura que, como lector, es lo que me produce siempre mucho placer, el no saber qué extensión va a tener el siguiente», manifiesta Andrés Neuman.
Un libro de contrastes
«Es un libro de muchos contrastes, me parece, en el que hay algo de tragicomedia sostenida y un cierto intento de buscar el lado cómico del dolor y el lado siniestro del humor. Además se alternan piezas divertidas sobre la pareja, el erotismo, con otras piezas de duelo por el ser querido o que hablan más seriamente del miedo».
Para el escritor argentino «es un libro que pasa de la carcajada al llanto y me parece que ese es el registro que se gasta la vida. Nada es gracioso, ni terrible, demasiado tiempo. Me cansa saber exactamente el tono de un libro».
Considera que en los tonos puros «hay algo anestesiante, mientras que las tragicomedias, que cada vez me interesan más, te llevan a preguntarte si debieras reír o llorar, te sacan de tu sitio y a veces te descolocan. El no saber qué se espera de mi es algo con lo que cada día disfruto más».
Asegura Neuman que la maravilla de la ficción «es que todo lo imaginario se vuelve real y todo lo real se vuelve ajeno. Uno puede creer que está hablando de si mismo y conectar con emociones con gente desconocida. Y uno puede hablar, inventar un personaje muy lejano en el que acabe poniendo mucho de si mismo. Creo que autobiografía e invención son dos fuerzas que están en cada página que escribe un narrador».
«Hay un capítulo que habla sobre mi madre que es directamente autobiográfico. Todos pasaremos por la experiencia de despedir a un ser querido. Creo en la escritura del dolor, pero no en utilizar al lector como terapeuta».
'Hacerse el muerto' son piezas breves «que buscan la emoción y la experimentación» en una impactante serie de reflexiones sobre la muerte «como una manera lúcida de intensificar la vida».
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