La Vuelta del 'Bisonte'
Juanjo Cobo se lleva la ronda después de que Froome renunciara a disputar las bonificacionesSagan gana al esprín la última etapa de una prueba que resucita la carrera deportiva del primer cántabro que consigue la victoria
J. GÓMEZ PEÑA
Lunes, 12 de septiembre 2011, 03:04
Un rato antes de llegar a la meta final en Madrid y de que el joven Peter Sagan ganara allí al esprín su tercera etapa, Juanjo Cobo (Cabezón de la Sal, 30 años) ya sabía que la Vuelta era suya. El Sky, el equipo de su único rival, Christopher Froome, había renunciado a disputar las bonificaciones de la última jornada. Al 'Bisonte' le valían, pues, los trece segundos que tenía en la general para ganar el título. Le dio las gracias al keniano. «Por no atacarme».Y se liberó. Entró con los brazos arriba. «Ahora sí que he ganado». Ya figura en su palmarés la edición que comenzó en Benidorm y regresó, 33 años después, al País Vasco. La Vuelta del 'Bisonte', el ciclista del barrio de La Pesa que venía de tocar fondo y de sentirse fuera de su deporte durante más de un año; el dorsal del que nadie hablaba al inicio de la ronda; el vencedor en el Angliru, y, desde ayer, el primer cántabro que pone su nombre a esta carrera.
Ha tardado. La primera edición, la de 1935, estaba destinada a un cántabro, Vicente Trueba, la 'Pulga de Torrelavega'. Clemente López-Doriga, santanderino, mecenas de Trueba y creador de aquella Vuelta inicial, soñaba con ver la victoria de su paisano. Pero no pudo. Las caídas y las averías echaron a la 'Pulga'. Acabó molido y tuvo que retirarse. Venció un belga, Gustave Deloor.
Hubo un segundo intento. Ya en 1984. Alberto Fernández, el 'Galletas', el escalador del Zor, tuvo la Vuelta casi ganada. Antes de la última etapa de montaña, en la sierra madrileña, se iba a jugar el triunfo con un francés, Eric Caritoux. Caritoux, que antes de la 'crono' era líder por 37 segundos, resistió por seis segundos en la montaña. Un suspiro. «La mayor desilusión de mi vida», lamentó Alberto Fernández. Siete meses después falleció junto a su esposa en una accidente de tráfico.
Nunca una diferencia entre el primero y el segundo ha sido tan corta. Por poco más, por 13 segundos, Juanjo Cobo ha recorrido el camino que no pisaron ni Trueba ni Alberto Fernández. El gran salto del 'Bisonte'. Un brinco desde casi fuera del ciclismo. En mayo, Cobo no quería ser corredor. «A Juanjo le hace daño el ciclismo», explica su director, Matxin. La presión. La autoexigencia. Todo eso le hacía infeliz. Tanto como para dejarlo para ser electricista o lo que sea. A cuatro meses de distancia de aquel hoyo mental, el corredor de Cabezón le ha dado a su vida un giro total. La Vuelta. «Vengo a trabajar para Menchov y Sastre», declaró al llegar a Benidorm, punto de arranque de la prueba. Se sentía fuerte, pero dudaba.
Esperó a Sierra Nevada, final de la cuarta etapa. Sufrió. Y también resistió. Ahí empezó su Vuelta. Redujo perdidas en los repechos de Valdepeñas de Jaén y El Escorial, y mantuvo el tipo en la larga y plana contrarreloj de Salamanca. Para entonces, candidatos como Antón ya eran ceniza. Las rampas de La Covatilla sacaron a la luz a Cobo. Galicia y Asturias le catapultaron. Atacó en La Farrapona y nadie le siguió. Y se vistió de rojo en el mejor sitio, el Angliru. Queda grabada su estampa: sentado sobre el molinillo de sus piernas mientras a sus rivales les crujía hasta el alma en la montaña del dolor. Era la Vuelta de Cobo.
Solo él podía perderla. Otra vez la presión. El temor a las cámaras, las entrevistas, el móvil, los compromisos... Cobo es de los que se duerme casi de pie. Vestido de líder empezó a contar ovejas por la noche. En su cerebro hay un interruptor: Cobo se enciende; Cobo se apaga. O no calla o no dice ni mú. Era así hasta que salió de su último bache anímico. Sin ese lastre psicológico, Cobo ha soportado el peso del éxito. Y también los latigazos de Froome en Peña Cabarga y El Vivero.
Al africano le ha perjudicado las bonificaciones: solo ha sacado 20 segundos, por 52 Cobo. Pero las bonificaciones cuentan. Así es la norma. Y es igual para todos. También Gabika las aprovechó para batir a Eusebio Vélez en la Vuelta de 1966.
Con 30 años, Cobo toma impulso. Le faltaba temple. Ya lo tiene, como tiene en su palmarés esta Vuelta. Froome, otro talento descubierto, y Wiggins le acompañaron en el podio. Froome se quedó a 13 segundos. ¿Poco? A una Vuelta de distancia. Para Cobo, el título. Moncoutié se queda con la montaña por cuarta vez. Mollema, un holandés con futuro, ha sido el más regular. Y Palomares, el más combativo. A Cobo le siguió en el podio su equipo, el Geox, el más fuerte en la Vuelta del 'Bisonte'. La pisada del Geox.
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