Ternero muerto. :: EL NORTE
LEÓN

Los ganaderos atribuyen la muerte de dos vacas en El Bierzo al ataque de un oso

Los cuerpos de las reses muertas han sido hallados en los valles leoneses del Sil y Fornela

MARÍA CARRO

Viernes, 19 de agosto 2011, 02:50

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En raras ocasiones se producen ataques de oso al ganado, pero sucede y esto es lo que ha ocurrido en la comarca leonesa del Bierzo. En los valles del Sil y Fornela, dos puntos distintos de la geografía comarcal pero unidos por sus montañas, han aparecido, en las últimas semanas, dos reses muertas con grandes heridas en los cuartos traseros, lo que apunta a que han podido ser víctimas de las garras de un plantígrado. Los dos ganaderos afectados ya han puesto el problema en conocimiento de la Junta de Castilla y León, y aguardan ahora a saber si la Administración regional cubrirá o no económicamente el daño producido por el oso, ya que existen subvenciones concretas que permiten al criador recibir entre 1.000 y 1.200 euros dependiendo del peso y de la edad del animal muerto.

Ambos casos son similares en cuanto a la forma de las heridas. Las dos vacas presentaban un gran agujero en la parte trasera, cavidad a través de la que el oso extrajo las partes blandas de las reses, que luego sacó al exterior.

Todas las vísceras estaban fuera, algunas ya devoradas, y en uno de los casos incluso la cría, ya que la vaca estaba preñada de ocho meses. Su propietario explicó que es como si el plantígrado se pusiera a comer y se encontrara, por sorpresa, con el ternero, a quien le comió el morro antes de extraerlo del vientre materno. Menos de 24 horas después, cuando el agente medioambiental acudió al lugar para certificar los daños, pasada la noche entre medias, la cría ya había desaparecido.

En ambas zonas, los ganaderos mostraron su preocupación porque hechos como estos vuelvan a producirse. Recuerdan que el sector vive su mejor momento, mientras ven como el ataque de animales salvajes, como el lobo o el propio oso, provocan grandes pérdidas. Por ello, se encomiendan a la diligencia de los técnicos de la Junta a fin de recuperar, al menos en parte, el valor del animal perdido.

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Y es que el papel del agente forestal es crucial en estos casos, ya que, en la mayoría de las ocasiones, resulta difícil determinar si el animal murió por el ataque del oso o, al contrario, ya había fallecido cuando el plantígrado decidió aprovechar su carne. Precisamente, desde la Fundación Oso Pardo, recordaron que se trata de una especie carroñera, un carnívoro arrepentido que en la mayoría de los casos consume carne muerta. Aún así, reconocieron que siempre se han producido ataques, aunque sea en un pequeño porcentaje. Una cantidad cifrada en el 7%, según los informes que maneja el Gobierno autonómico. La mayoría de los daños se producen, al contrario, en las colmenas. Esto sucede en el 90% de los casos, mientras que el 3% restante se registra en cultivos y árboles frutales.

Efectos colaterales del jabalí

No ha sido el oso, pero sí un grupo de jabalíes los que han provocado severos daños en seis parcelas sembradas de trigo y centeno en el municipio de Congosto.

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El propietario de los terrenos, Raúl Federico González, denuncia que lo que no se comen estos animales, lo pisotean y machacan, y asegura que ha visto piaras de, aproximadamente, una decena de porcinos. La superficie afectada por los destrozos supera la hectárea y pese a la incursión, está convenientemente vallada.

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