Ojo con 'el tuerto'
El célebre bandolero era todo un maestro en desvalijar iglesias rurales
CARLOS ÁLVARO
Viernes, 4 de febrero 2011, 12:00
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La noticia de los últimos robos en iglesias de pequeños pueblos, especialmente en la comarca que bañan las aguas del Pirón, me ha llevado a desempolvar esta vieja historia que tiene como protagonista a Fernando Delgado Sanz (1846-1914), más conocido como 'El Tuerto de Pirón', célebre bandolero segoviano que durante años campó a sus anchas asaltando a los trajinantes que regresaban de Madrid por la Morcuera, amedrentando a las gentes pacíficas y burlando con inusitada facilidad a la guardia civil.
Dicen que 'El Tuerto' era un bandido noble, que robaba a los ricos para beneficiar a los pobres, y en su biografía hay alguna que otra anécdota que así lo demuestra, como la del niño de Sotosalbos al que el bandolero asaltó en el camino para darle dos onzas de oro. Pero sus gestos no siempre fueron tan generosos. Fernando Delgado y sus hombres cometieron tropelías de todo tipo, la mayoría de carácter sacrílego, pues desvalijaron numerosas iglesias y se cebaron con los párrocos indefensos y pobres de las aldeas. Todavía se recuerda, por ejemplo, el golpe que dieron en Adrada de Pirón; ataviados con uniformes de la Guardia Civil, 'el Tuerto' y dos secuaces se presentaron en casa del cura, al que amenazaron con una navaja y maniataron. Después saquearon las cómodas y abandonaron el lugar con disimulo. El robo en la iglesia de Tenzuela, ejecutado con maestría, no fue descubierto hasta transcurridos unos días, pues los ladrones apenas dejaron rastro. La copla iba de pueblo en pueblo: «Tened ojo con 'el Tuerto' / que es ladrón que nunca avisa / capaz de robar al cura / el copón diciendo misa».
Bueno. A pesar de su carácter escurridizo, el malhechor acabó cayendo en el saco. Víctima de una delación, ingresó en prisión en noviembre de 1881. -Curiosamente, de la cárcel de Segovia, situada en plena calle Juan Bravo, consiguió fugarse en dos ocasiones, en 1882 y 1883-. La Justicia, aunque lenta, comenzó a emitir sus veredictos, y Fernando Delgado fue acusado de múltiples delitos. Aunque en la cárcel tuvo buen comportamiento, jamás se le concedió el indulto. Enfermo de claustrofobia, murió en el penal de San Miguel de los Reyes en el año 1914.
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