A solas conmigo mismo
«La soledad tiene mala prensa, pero hay cosas que solo se pueden hacer en soledad»
EDUARDO MARTÍNEZ RICO
Lunes, 15 de noviembre 2010, 02:13
A veces me quedo solo, en mi habitación, tumbado en la cama, pensando en todo o en nada. Antes no lo hacía. Siempre estoy haciendo cosas, como nos ocurre en general en Occidente, y aunque paso mucho tiempo solo, lo lleno leyendo y escribiendo. Rara vez me siento solo. Ahora he vuelto a hacer yoga, y de ahí la soledad, soledad rica, fructífera, higiénica, trascendente y apaciguadora. Pero también a veces me desconcentro del yoga y dejo que mi mente vaya por aquí y por allá.
Hay que tener mucho cuidado con la mente. La mente produce obras maestras del arte, produce riqueza, produce paz y bondad, pero también produce complejos, ideas obsesivas, mala salud mental, en el sentido más amplio de la cabeza. El yoga sirve para calmar, apaciguar y, más que eliminar, que poco se elimina en esta vida, sí dominar, controlar nuestra mente. Debo confesar que yo esto lo consigo, plenamente, escribiendo, más que con el yoga.
La soledad tiene mala prensa en nuestro mundo, pero hay cosas que solo se pueden hacer en soledad. En soledad, también, se encuentran las fuerzas para realizar las más grandes empresas. Es difícil que hagamos algo que realmente merece la pena si no nos reconciliamos antes con nosotros mismos, si no ponemos paz y orden en nosotros mismos. Lo malo es que esa paz y ese orden son susceptibles de quebrarse, y hay que poner de nuevo manos a la obra para restablecerlos.
Hay que saber estar solos, como los grandes guerreros antes de la batalla, como los grandes sabios periódicamente. En tiempos de vacaciones conviene también cultivar la soledad, no solo la playa, la montaña, el mar, la copa y el deporte. Por abrazar la soledad no nos volvemos más raros; se puede ser muy sociable y amar la soledad. La soledad voluntaria.
Llevo unos días en que escribo menos. Terminé una novela y me tomo todo con más tranquilidad. Sigo leyendo, aunque también menos, y procuro hacer otras cosas. Descansar. También me aburro, porque yo ya solo sé vivir escribiendo, pero sé que aburriéndome descanso. Cuando uno tiene el cerebro permanentemente trabajando corre el riesgo de darle demasiado a la máquina. Hay que darle freno al cerebro, aunque también noto que pierdo ritmo, y que las ideas no me vienen con la rapidez y la facilidad con la que me suelen venir.
Tengo carencias y procuraré solventarlas lo antes posible, pero creo también que hay que centrarse en lo bueno y en lo fuerte que tenemos para solucionar las carencias. Siempre las tendremos, éstas no, otras. Siempre habrá algo que nos aguará la fiesta en cada momento, pero deberíamos tener la habilidad de cerrarle nuestra puerta, y disfrutar de lo bueno que sí tenemos. Vivimos en sociedad, dependemos de los demás, pero el estar a gusto con uno mismo es un tesoro. Eso hay que cultivarlo, por eso recomiendo un rato de soledad cada cierto tiempo, sin hacer nada, pensando o no. El hombre es un ser terrible y prodigioso: hagámoslo más prodigioso y menos terrible.
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