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ÁNGEL MIRANDA
Viernes, 1 de octubre 2010, 02:56
De entre todas las comedias que han pasado por la pequeña pantalla en los últimos años, la protagonizada por Earl Hickey destaca por su originalidad. Las situaciones absurdas en las que se ven implicados sus esperpénticos personajes dan lugar a un humor fresco e impactante, alejado de las comedias de situación más típicas. A pesar de contar con numerosos premios y seguidores, la disminución de audiencia en sus últimas emisiones y el alto coste que supone su producción han acabado con ella. Su creador, Greg García, decidió clausurarla tras cuatro temporadas al no encontrar una nueva cadena patrocinadora. Podría haberla mantenido en el aire reduciendo el presupuesto de sus capítulos, pero declinó esta opción porque hubiera afectado a la calidad del producto. La semana que viene, sale a la venta la última temporada de la serie.
'Me llamo Earl' cuenta la historia de un ladrón de poca monta, borracho y pendenciero que vive despreocupadamente, sin reparar en los problemas que crea a los que están a su alrededor. Un día gana la lotería, pero inmediatamente después es atropellado y pierde su boleto. Mientras se recupera en el hospital, descubre la existencia del karma, y decide que si quiere que le ocurran cosas buenas debe comenzar a comportarse correctamente.
Con tal propósito en mente, elabora una lista con todas las malas acciones de su vida y tratará de enmendarlas. Esa divertida premisa da pie a un sinfín de alocadas situaciones por el barrio de Candem, un lugar repleto de paletos y lugares inolvidables como el parque de caravanas, la taberna del cangrejo o el motel donde reside el protagonista. Junto a Earl se dan cita un amplio repertorio de disparatados personajes, como su enclenque hermano, una ex mujer con la que tuvo dos hijos ilegítimos, un camarero protegido por el Gobierno y una inmigrante ilegal que trabaja como bailarina de striptease.
Humor surrealista
El humor de la serie bordea lo surrealista y las malas acciones de la lista acaban derivando en robos, secuestros, terroristas, amenazas biológicas, vudú, concursos de gatos, etc. A lo largo de cada capítulo Earl se enfrenta a situaciones que se van complicando hasta límites insospechados, siempre acompañadas de un humor ácido que utiliza los estereotipos y prejuicios con elegancia. Aunque el escenario de la serie se apoya en los ambientes cutres, logra mantenerse por encima de lo chabacano y de la comedia fácil. Además, las andanzas del bigotudo Earl y su orondo hermano realizan un excéntrico retrato de la Norteamérica profunda y sus ciudadanos.
Los brillantes guiones están cargados de un simpático sarcasmo y consiguen sorprender al espectador en todo momento con giros inesperados. Aún así, los capítulos contienen una estructura clásica que, a pesar de mostrar los comportamientos más infames, termina siempre con una moraleja. Parte del éxito también se debe a Jason Lee, un actor habitual en las películas de Kevin Smith que se ha consagrado gracias a la serie como un cómico genial. Cabe destacar su banda sonora, repleta de grandes clásicos del mejor rock. La serie ha ganado cuatro premios Emma y ha sido nominada a los Globos de Oro en dos ocasiones. El seis de octubre sale a la venta el DVD de la última temporada y un pack que recopila las cuatro completas.
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