Borrar
SEGOVIA

Abades y yo

CARLOS ÁLVARO

Viernes, 27 de agosto 2010, 03:07

De niño pensaba que Abades era la casa de mi tía, adonde íbamos los domingos por la tarde y alguna que otra fiesta de guardar. También pasaba allí temporadas, sobre todo en Semana Santa, aunque creo que al final se acababan arrepintiendo de haberle ofrecido a mi madre semejante invitación. Recuerdo aquellos días en un patio inmenso con un pequeño jardín donde me divertía chamuscando hormigas con un mechero, cazando moscas para luego cortarles las alas, sacando arañas de la hura sirviéndome de un palo a modo de pincho o jugando con un viejo brasero de carbón que había en el 'sobrao'. Era toda mi producción. Cuando cogí algún año más comprendí que Abades abarcaba más que el caserón de mi tía y entonces comencé a ir al prado y a la ermita y al río Moros. En la explanada de la ermita me he echado más de una tarde de julio junto a la bicicleta que dejaba recostada sobre la paja seca. Miraba las nubes pasar e imaginaba formas inverosímiles. No me gustaba rezar, pero me asomaba al interior del templo a través de dos ventanucas que se abrían en la puerta cerrada a cal y canto; lo hacía más por curiosidad de muchacho cotilla que por devoción a la Santísima. Me gustaban también las noches de verano de entresemana, cuando nos sentábamos en las barandas de la plaza para hablar de las chicas. Noches tranquilas y silenciosas, tan distintas a las de Segovia.

No fui quinto en Abades ni en ningún otro sitio porque prefería ir de peña en peña a jugarme un 'maragato' y no quedarme de anfitrión en una fija. Además, aquel año éramos cuatro, que dejó el 72 pocos partos en Abades, aunque yo había nacido en la capital. El caso es que he pasado en el pueblo fiestas inolvidables, tórridos 'sanlorenzos' de diversión y bailoteo, funciones septembrinas ya irrepetibles de amigos, fin de verano y jolgorio en la 'Boina', que cada año recuerdo con nostalgia y sonrisa pícara y que forman parte de la memoria de uno, porque todos tenemos un pueblo del que acordarnos y en el que dibujar una adolescencia dorada, estival y ya remota.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla Abades y yo

logo

Debido a un error no hemos podido dar de alta tu suscripción.

Por favor, ponte en contacto con Atención al Cliente.

logo

¡Bienvenido a ELNORTEDECASTILLA!

logo

Tu suscripción con Google se ha realizado correctamente, pero ya tenías otra suscripción activa en ELNORTEDECASTILLA.

Déjanos tus datos y nos pondremos en contacto contigo para analizar tu caso

logo

¡Tu suscripción con Google se ha realizado correctamente!

La compra se ha asociado al siguiente email