CRÍTICA DE MÚSICA

La expresión generosa de Koopman

EMILIANO ALLENDE

Martes, 29 de junio 2010, 14:28

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Ton Koopman ha recorrido el mundo con su idea del barroco, pero también con inclusiones en el clasicismo, dejando muestra de su claridad para penetrar en los entresijos de la música, con entusiasmo y originalidad. En el concierto de ayer, su peculiar concepto de la expresión musical, nos dejó un Haydn equilibrado y fresco en su versión de la sinfonía nº 94. Desarrollos hechos con sencilla fluidez primaron sobre los ajustes, no siempre acertados. Un minueto muy vivo y un tiempo final, refinado y elegante, dieron paso a los lieder de Schubert que en esta versión orquestada por Max Reger no consiguen acercarnos al íntimo dialogo que el compositor logra entre la voz y el piano. El bajo-barítono Klaus Mertens, experto en Bach, cantó bien, pero su voz de timbre desigual no se acercó demasiado al estilo schubertiano. Mejor cuando el pasaje estaba cercano a la tesitura de barítono, lució principalmente en el dramático final de 'Erklönig' y en 'In abendrot' , más uniforme, que regaló fuera de programa. La sinfonía nº 41 'Júpiter' de Mozart es un compendio de sabiduría vertida con generosa intensidad a lo largo de sus cuatro tiempos. La lectura de Koopman fue siempre encaminada a buscar la riqueza de sus elaborados desarrollos, con cuidado de no perder esa chispa vital que preside la obra. Los tempos, vigorosos y claros en la fuerza de cada pasaje, sufrieron en la concreción del sonido, que no siempre fue limpio. Fue más importante la conexión directa con la intuición mozartiana, sacando partido al juego dinámico principalmente en el originalísimo minueto, resintiéndose la claridad en el tiempo final, más necesitado de esa unión que sintetiza la fuerza creadora del autor.

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