El siglo del Aduanero
Es la primera muestra monográfica en España del 'pintor de pintores', admirado por Picasso y Léger El Guggenheim de Bilbao revisa la influencia de Henri Rousseau en los pintores del XX
MIGUEL LORENCI. COLPISA
Martes, 25 de mayo 2010, 02:55
Fue un 'pintor de pintores'. Picasso y Kandinsky fueron los primeros en apreciar el singular talento de Henri Rousseau (1844-1910), 'el Aduanero' para la historia del arte. Se le tiene por el padre del arte naif, pero los expertos dicen que no hay nada ingenuo en los personalísimos cuadros de este artista hecho a sí mismo, una 'isla' que no encaja ni en la tradición ni en la vanguardia, pero que es decisivo para la evolución del arte moderno. Coincidiendo con el primer centenario de su muerte -en la ruina-, el Museo Guggenheim Bilbao le rinde homenaje la con la primera gran exposición que se le dedica en España. Son sólo una treintena de lienzos que prueban la relevancia del atípico artista francés, notable precursor de la modernidad. Unas pinturas que pueden verse hasta el 12 se septiembre y que reflejan la diversidad temática y la peculiar y libérrima evolución de un artista sin complejos. Es un recorrido esencial por el seminal mundo plástico de Rousseau, desde sus conocidas 'pinturas de selva' características de su última etapa, hasta las vistas de París, sus figuras, retratos, alegorías y escenas costumbristas.
Oficial de aduanas de profesión, autodidacta pleno, Rousseau comenzó a pintar en sus ratos libres. Vendía sus cuadros en su barrio o los entregaba como pago de deudas y alimentos. Abandona su oficio con 44 años para malvivir del arte, pero necesitaría aún muchos años para que su pintura fuera reconocida en los salones de París.
Huella rastreable
Su importancia en la historia del arte es hoy indiscutida. Con Gogh y Gauguin, las pinturas de Rousseau abrieron la senda de la modernidad. Su huella se rastrea con facilidad en Paul Delvaux, Giorgio De Chirico, Renée Magritte y un largo etcétera de maestros del siglo XX.
Se inspiró Rousseau en los avances de de la civilización y la técnica junto a la naturaleza, adaptando la realidad a su particular y desacomplejada visión, precursora del surrealismo y del cubismo desde una plena libertad. Pinta a partir de postales, fotos y revistas. Sus ensoñadores paisajes de jungla surgen de los libros de botánica y de sus visitas a jardines, bosques y zoológicos. Jamás pisó un selva, pero su sistema de trabajo transfiere de un cuadro a otro motivos de hojas, árboles, figuras e incluso elementos de la composición al completo que combina creando composiciones nuevas con una técnica minuciosa y nada ingenua.
Artistas entonces jóvenes como Picasso y Léger quedaron cautivados, admiraron su técnica y sus logros y coleccionaron su trabajo. Redefinió el espacio pictórico ordenando los elementos desde el fondo hacia el primer plano, método que pronto adoptaran los cubistas. Es esa estructura acumulativa, en forma de 'collage', la que anticipa la autonomía del plano pictórico tan característica del arte moderno. Después de que los impresionistas impusieran una nueva manera de mirar, Rousseau introduce un nuevo enfoque de la visión imaginativa. Su percepción de la realidad se basa en la observación, imitación y transformación de lo visible. «Enseña a los artistas modernos cómo se puede construir lo desconocido mediante retazos de lo conocido y establece una lógica de composición nueva que influyó en posteriores generaciones de artistas, en especial los surrealistas», destacan los responsables de la muestra.
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