Monseñor Cañizares cree que ha llegado «la gran hora» de las universidades católicas
El cardenal es investido primer doctor honoris causa de la Universidad Católica de Ávila
DANIEL R. GARCÍA-MORENO
Viernes, 19 de marzo 2010, 11:27
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Monseñor Antonio Cañizares fue nombrado ayer primer doctor honoris causa de la Universidad Católica de Ávila, de la que fue fundador en el año 1996, en el final de su periodo como obispo de la Diócesis abulense.
En su discurso de investidura, el prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos habló de los orígenes de la Universidad «al servicio de la verdad, del hombre y de una sociedad justa». El doctorando, que recibió de manos de la rectora de la Universidad Católica de Ávila el birrete laureado, los guantes blancos, el libro de la ciencia y el anillo que le reconocen como tal, señaló «el gran servicio que esta universidad está ofreciendo a la sociedad y a la Iglesia desde una ciudad pequeña como Ávila». Asimismo, aseguró que las universidades católicas viven «su gran hora» y son esenciales en el «surgimiento de un nuevo humanismo para este tercer milenio».
700 invitados
El purpurado estuvo acompañado por más de 700 invitados, entre los que se encontraban el secretario de la Conferencia Episcopal Española, Juan Antonio Martínez Camino; los arzobispos de Burgos, Francisco Gil Hellín, y de Toledo, Braulio Rodríguez Plaza; así como los obispos de Ciudad Rodrigo, Atilano Rodríguez; de Segovia, Ángel Rubio; de Salamanca, Carlos López, y el obispo castrense del Perú, Salvador Piñeiro.
También asistieron al acto los rectores de la Universidad de Navarra, la Pontificia de Salamanca, la Pontificia de Comillas, la Católica de Valencia o la Miguel de Cervantes, entre otras, y el director general de Universidades de la Junta, Juan Casado; el presidente de Cecale, Jesús Terciado; el alcalde de Ávila, Miguel Ángel García Nieto o el presidente de la Diputación de Ávila, Agustín González.
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Por otro lado, el cardenal Antonio Cañizares aseguró ayer que no le preocupan «excesivamente» la proliferación de denuncias por casos de pederastia y abusos a menores en Alemania por parte de sacerdotes, porque son «ataques para que no se hable de Dios». A su juicio, es una llamada a que «la Iglesia cada día sea más santa» y a que todos sus miembros vuelvan su «rostro hacia Dios», porque a su parecer éste es el futuro.
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