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PIEDAD SÁNCHEZ DE LA FUENTE
Martes, 16 de febrero 2010, 01:41
La frase no es mía es de la carta del apóstol Santiago que dice: «Si hay alguien que no falta de palabra es un hombre perfecto y es además capaz de controlar su cuerpo». Bueno, pues la lengua, tan pequeña ella, cuando se inflama es ingobernable hasta convertirse en un mundo de iniquidad. Toda clase de fieras, han sido domadas por el hombre, pero ningún hombre ha podido dominar la lengua y con ella podemos hacer el bien y el mal. Esto que se dijo hace 2000 años sigue de plena actualidad porque la lengua nos domina y es un instrumento que destroza lo que quiere creando dudas, envidias, rencillas, desorden y toda clase de males. El dominio de la lengua y la moderación en el hablar podría ser un nuevo deporte. ¿Seríamos capaces de ponerlo de moda? En un poema dedicado a su hijo, el maravilloso Miguel Hernández le da consejos; en un momento determinado, hablándole de los dientes, le dice: «Cuando en la dentadura sientas un arma ».
También sabemos los mayores que en la lengua tenemos un arma poderosa para ensalzar lo malo y ridiculizar lo bueno.
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