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BORRENES . Inés y Saturno, con la espada que alude al vecino castillo berciano, en su restaurante Casa Marisol. / ARGI
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Desde Cornatel

Un restaurante de Borrenes, Casa Marisol, ofrece a sus comensales un menú berciano y una visita al impresionante castillo roquero

JAVIER PÉREZ ANDRÉS

Viernes, 5 de febrero 2010, 01:47

E stá en Borrenes, en las inmediaciones de las Médulas, al sur del Bierzo. Es un pequeño restaurante de cocina familiar que Saturnino regenta junto a su mujer Inés y a su hermana Marisol, de quien toma nombre el mesón. Churrasco, pimientos asados, pulpo con almejas, pollo de corral, potajes y vinos de mencía. «Menos las almejas, todo es cosecha propia», asegura Saturno, que así le llaman en Borrenes. Las setas y la caza son una parte importante de la oferta en temporada. Hace cuatro años que abrió este pequeño restaurante en la localidad que albergará el futuro museo del castaño. Cuenta con una casa rural de alquiler completo y está en construcción un centro de turismo rural en la plaza del Ayuntamiento, frente al restaurante.

Saturno sigue apostando por la gastronomía de Borrenes porque tiene futuro. Las Médulas, el Camino Real de Invierno y el Castillo de Cornatel son, entre otros, muy buenos argumentos para visitar el entorno. De hecho, el menú del restaurante incluye la entrada y el contacto necesario para visitar el Castillo de Cornatel, muy cerca de Villavieja, que está junto a Borrenes. La panorámica que se ve desde el viejo castillo encaramado en un peñasco «es impresionante, y se la recomiendo a todos los comensales que paran en mi casa», dice Saturno.

En la calle del Agua de Villafranca del Bierzo está la casa en la que nació el escritor berciano Gil y Carrasco. Para los amantes de la literatura histórica y costumbrista el autor nos dejó textos que nos devuelven puntos de la geografía con absoluta claridad. El Castillo de Cornatel, que se alza encaramado en lo alto de una roca en los confines del Bierzo -más allá de las Médulas, camino de Orense- aparece en reiteradas ocasiones como escenario importante del hilo narrativo de las obras El Lago de Carucedo, El Señor de Bembibre y Bosquejo de un viaje.

Quien logre encontrar esta arrogante joya de la arquitectura militar entre las páginas de Gil y Carrasco tiene un viaje pendiente: visitar el viejo castillo berciano que, gracias a su rehabilitación, permite la visita a los turistas. Por cierto, Saturno fue uno de los fundadores de la Asociación de Amigos del Castillo de Cornatel en 1999. Por eso hoy, desde su restaurante, no olvida recomendar la visita del monumento.

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