Luis Ángel Cabezas, ganadero
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Luis Ángel Cabezas, ganadero
Defiende la profesión de ganadero como una apuesta por la calidad del producto y de la seguridad alimentaria. Un trabajo que califica como sacrificado porque ocupa las 24 horas del día, los 365 días del año, pero cuya faceta más dura es la carga burocrática. En cualquier caso, considera que, en este 2025, el sector está viviendo un momento «dulce» porque el tiempo ha acompañado y también el precio del producto. Luis Ángel Cabezas cuenta con una explotación de vacuno en extensivo con 300 madres de las razas morucha, limusín y cruzada en San Felices de los Gallegos y también en Ahigal de los Aceiteros, en la provincia de Salamanca. «Me dedico a criar animales para la producción de carne, luego remato en el cebadero. No cebo todo, eso depende del mercado y los precios que se están manejando», explica.
Una de sus principales apuestas es la raza morucha, autóctona de la provincia de Salamanca, donde se concentran más del 90% de las explotaciones. El resto se ubican en Cáceres, Madrid, Ávila, Toledo y, como curiosidad, hay una que se sitúa en Francia. «La característica más importante de la morucha es la calidad de su carne. No deja indiferente a nadie por su intensidad en todos los aspectos, en color, en aromas y en sabor», destaca el ganadero. En este sentido, incide en que es una raza que se adapta «perfectamente» al terreno donde vive y aprovecha todos los recursos que tiene la finca donde desarrolla su cría. «Es una vaca muy rústica, esa es la definición. Es una raza que nos viene muy bien para aprovechar terrenos con orografía complicada, como este de Arribes», precisa el profesional.
El mayor contratiempo que ha tenido esta raza en su desarrollo, según Cabezas, ha sido «su carácter». Apunta a que históricamente ha tenido un manejo «muy complicado», pero matiza que, durante las dos últimas décadas, «se ha conseguido dulcificar mucho su carácter y ha mejorado en gran medida, sigue teniendo la fama de tener mal carácter y mal manejo, pero ahora mismo es un animal mucho más manejable y con mejor comportamiento». Una evolución positiva a la que se ha llegado gracias a una cuidada selección de animales. «El más loco no se deja para criar, la primera que presenta síntomas de poca nobleza se dedica a carne, se retira, no se deja para criar. También es muy importante la selección de sementales, es necesario que sean tranquilos, mansos, nobles», detalla el ganadero salmantino.
En lo que se refiere al momento actual que está viviendo el sector del vacuno de carne, Luis Ángel Cabezas lo califica como «dulce», deseando que la situación «dure» en el tiempo. «Hemos tenido una primavera como la que hace mucho tiempo no teníamos y, además, los precios están acompañando. Ahora hay que esperar a que siga así y no se tuerza nada porque ya es una constante aquí que, por una cosa o por otra, tengamos algún contratiempo que no nos permita ganar dinero», lamenta.
Mirando más allá en el tiempo, el ganadero cree que es un profesión con «futuro», ya que «producimos alimentos, la gente tiene que seguir comiendo, y la sociedad es inteligente, hay una parte minoritaria que se decantará por la carne de laboratorio, pero confío y estoy seguro de que la mayor parte apostará por alimentos seguros y de confianza como los que producimos». En esta línea, hace hincapié en que, en España en general y en Castilla y León en concreto, se ha alcanzado una calidad y seguridad alimentaria a la que «ha costado mucho tiempo llegar». Insiste en que ahí está la diferencia con otros productos que «no nos tienen que valer como los que llegan de Mercosur», critica.
En lo que se refiere al sacrificio diario que supone la vida y el trabajo en el campo, cree que «es grande», pero va más allá de la labor diaria con el ganado o los cultivos. Al respecto, Luis Ángel Cabezas fija la carga burocrática como una de las mayores trabas a las que se enfrenta el sector en el momento actual. «Tenemos que dedicar más tiempo al papeleo y a la oficina que a estar pendientes de nuestros animales, eso al final cansa y cuando uno decide ser ganadero no es precisamente porque le guste estar en una oficina», concluye el ganadero solicitando soluciones al respecto.
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