Las nuevas tendencias impulsan los productos vegetales
Itacyl y UVA investigan los ámbitos de tecnología, educación y concienciación de los alimentos
La creciente demanda de productos alimentarios de origen vegetal y las nuevas tendencias en el consumo, han abierto una nueva oportunidad para poder utilizar las plantas más allá de la materia prima. De esta manera, se descubre un nuevo mercado por explotar en el sistema alimentario global, que cobra una mayor dimensión en una zona de gran producción como Castilla y León. En los últimos años, el sector ha evolucionado con alternativas como hamburguesas vegetales, lácteos alternativos y snacks sostenibles, mejorando sabores y texturas, pero todavía tiene un amplio camino por recorrer en los ámbitos de la tecnología, educación y concienciación. En esos factores concretos se centra el trabajo de investigación del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl) y la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid. Un programa denominado ‘Plant Power’ en el participan otros cuatro países europeos: Eslovaquia, Grecia, Irlanda, Dinamarca, y que tendrá dos años de duración, hasta agosto del 2026.
«Una de las debilidades en este ámbito es que la utilización de vegetales más allá de los alimentos tradicionales, es algo nuevo. Por ejemplo, utilizamos el trigo para harinas, los vegetales para su consumo en fresco, pero hay que tener en cuenta las necesidades que hay en los consumidores y las tendencias. Es necesario abrir el abanico para ver que es una fuente de riqueza sin explotar», detalla Ana Belén Martín Diana, coordinadora del proyecto del ITACyL, en el que trabaja junto a otros seis investigadores. En esta línea, recalca que el objetivo principal es facilitar una transición hacia sistemas alimentarios saludables y sostenibles, alineados con la estrategia ‘De la Granja a la Mesa’ de la Unión Europea. La investigadora desvela que, en el momento actual, se abren numerosas posibilidades para utilizar los vegetales más allá de productos listos para el consumo. «Se pueden llevar al ámbito de nutraceúticos (productos alimenticios que se venden en formas farmacéuticas), o modificarlos y mejorar el potencial de compuestos tradicionales como, por ejemplo, las harinas a través de la germinación y muchas otras alternativas», detalla.
La coordinadora del programa pone el foco en la gran cantidad de vegetales que se producen en la región, aludiendo a que se podrían utilizar mucho más a través de productos finalistas. «El mercado lo demanda, la cesta de la compra tiene espacio para todo, una cosa no quita la otra. Se necesita una dieta equilibrada y, dentro de ella, los vegetales son muy importantes. Muchas veces, no se consumen porque están asociado a la pereza al no parecer apetecibles, si logramos integrarlos en unos formatos más apetecibles, podemos conseguir sustituir a alimentos que no son saludables”, insiste. Algo que, según precisa, está demandando el mercado de forma creciente, al existir tendencias diferentes como veganos, flexitarianos o personas con intolerancias alimentarias. «Lo más inteligente es tener cuanto mayor oferta mejor, teniendo un acceso más amplio a productos de origen vegetal asequibles y nutritivos», puntualiza.
Concienciación
La experta considera que uno de los mayores desafíos se sitúa en la educación y concienciación para combatir mitos y estereotipos. Revela que, como primer paso dentro del programa, se ha elaborado un guía de buenas prácticas que permite identificar las demandas y oportunidades dentro del sector y pretende servir de hoja de ruta para el desarrollo del material formativa tanto para instituciones educativas como empresas. Un total de 25 industrias de cinco países han compartido sus experiencias, cinco de ellas españolas con Pharmadus, Natac, Hiperbaric, Natursnack y Molinos del Duero (Alere Vital).
A partir de ahora, el trabajo del Itacyl se centra en el desarrollo de una colección de recursos educativos abiertos para docentes sobre innovación en productos alimentarios vegetales y un curso online interactivo diseñado espara pymes del sector alimentario, con contenidos prácticos sobre nuevas tecnologías, sostenibilidad y diseño de productos. «Intentamos crear unos módulos formativos que ayuden a las empresas a aprender aquello que necesitan como palanca para innovar, pero formación direccional, las empresas compartirán formación que ellos tengan para que se pueda utilizar en la academia. Vamos a intentar que sean unos módulos dinámicos en los que tanto la empresa como la academia trabajen en conjunto», concluye.
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