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Un jubilado toma un menú en una casa de comidas. REUTERS

Cambios en la dieta podrían retrasar o mitigar el deterioro cognitivo en la vejez

Investigadores españoles descubren que determinadas composiciones de la microbiota están vinculadas a funciones cerebrales como la memoria, el lenguaje y la gestión de las emociones

Martes, 14 de octubre 2025, 13:38

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Un estudio realizado por especialistas del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha abierto un esperanzador abanico de posibilidades para combatir el deterioro cognitivo que acompaña, más tarde o más temprano, el proceso de envejecimiento humano.

El trabajo apunta a que diseñar e introducir cambios en la dieta y los hábitos nutricionales que fomentasen determinadas composiciones de la microbiota intestinal, de los microorganismos que viven en el tracto digestivo de cada persona, podrían mitigar o cuando menos ralentizar determinados deterioros de la actividad cerebral vinculadas al proceso de envejecimiento, como los que sufren la memoria, el uso del lenguaje o la capacidad de gestión de las emociones.

Este trabajo, que ha sido publicado por la revista científica Scientific Reports, tiene como primer autor a José Ignacio Serrano y está liderado por María Dolores del Castillo, ambos investigadores del Grupo de Modelado Computacional de la Inteligencia, del Centro de Automática y Robótica del CSIC. Sus conclusiones son el resultado de comparar la microbiota intestinal y la actividad cerebral espontánea mediante el electroencefalograma en reposo de 54 ciudadanos sanos y mayores de 55 años.

Durante esta investigación pionera, y a la vista de qué áreas cerebrales de cada individuo presentaban diferencias, se lograron dos primeras constataciones de partida. Por un lado, que la composición de la microbiota intestinal en sujetos sanos podría influir en la actividad del cerebro. Y que, a su vez, la actividad cerebral podría influir durante el envejecimiento en funciones clave, como la memoria, el lenguaje y la cognición social (reconocimiento de emociones, empatía, normas sociales y razonamiento moral). En conclusión, se determinó que no todas las microbiotas intestinales son iguales y que su composición afecta a la actividad cerebral incluso en ausencia de enfermedad.

Estrategias preventivas

La microbiota intestinal es el principal regulador del eje intestino-cerebro, pero hasta ahora se desconocía su influencia en la actividad cerebral. En este trabajo se sugiere que diferentes perfiles de microbiota en personas mayores de 55 años sanas se asocian con diferente actividad espontánea en las áreas corticales-mediales posteriores del cerebro, involucradas en funciones como la percepción, la memoria y el procesamiento de información interna. Esto se traduce en mayor predisposición de ciertos perfiles de composición de microorganismos intestinales a determinadas enfermedades o condiciones de salud pese a tener un microbioma sano.

Las áreas cerebrales ligadas a determinados perfiles de microbiota están vinculadas con la memoria, el lenguaje y el procesamiento emocional, por lo que el trabajo evidencia que los perfiles de microbiota intestinal no patológicos, pese a no constituir una enfermedad en sí, se relacionan con la actividad cerebral asociada a funciones cognitivas que suelen deteriorarse con la edad. En consecuencia, el equipo entiende que una modificación temprana de la composición de la microbiota, a través de cambios nutricionales, tendentes a conseguir los perfiles deseados, podría retrasar o mejorar el deterioro cognitivo relacionado con el paso de los años.

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