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Son muchos los cofrades que componen la Semana Santa vallisoletana a lo largo de los eventos religiosos, procesiones y actos de penitencia que se celebran ... a lo lardo de la semana de Pasión. Pero sin duda, los más pequeños de las filas de cofrades, los que procesionan dentro de las secciones infantiles de las 20 cofradías viven la Semana Santa de manera única y especial.
Como la mayoría de cofrades, la sección infantil de las mismas confiesan que su día favorito es el Jueves Santo y sentimientos de responsabilidad, ilusión y nerviosismo se agolpan minutos antes de ponerse el hábito.
Marcos Macías (11 años) pertenece a la Cofradía Penitencial de Nuestro Padre Jesús Nazareno, y para él ser cofrade significa «seguir los pasos del Señor, tener devoción a Nuestro Padre Jesús Nazareno y también es una ilusión». «Yo soy del Nazareno por familia, también por esa mano del Señor, entré en la iglesia y sentí que me dijo «ven conmigo»», puntualiza el joven que pertenece a la sección infantil mientras que sueña con portar el paso del Nazareno cuando sea más mayor. «Llevo siendo cofrade once años, casi desde que nací y mi momento favorito de la Semana Santa es el encuentro del Nazareno con la Virgen de la Vera Cruz el Miércoles Santo en el vía Crucis procesional».
Martín Astorga (13 años) pertenece a la Cofradía de la Exaltación de la Santa Cruz y Nuestra Señora de los Dolores. «Toda la vida me ha gustado la Semana Santa, gusto inculcado por mi madre y mis abuelos, quienes comparten estos gustos. En una cofradía se aprende mucho, no solo de Semana Santa sino también de otras cosas; soy una de esas personas, más bien cerradas a hablar con gente, pero en la cofradía que estoy me han acogido muy bien y tengo que dar gracias por ello», confiesa el joven, quien añade que su momento favorito es «el Jueves Santo, aunque por la lluvia el año pasado no pudimos salir, me encanta, porque a parte de nuestra procesión, salen todas las demás que hacen uno de los días más completos de nuestra Semana Santa vallisoletana».
Sofia Arenzana (10 años) estudia en el Colegio Las Huelgas, directamente relacionado con la Hermandad Universitaria del Santísimo Cristo de la Luz. «Ser cofrade es estar con mis amigos, compartiendo la fe en el Cristo de la Luz. Tenía dos años cuando mis padres solicitaron mi inscripción en la Hermandad y cada año me gusta más», relata la joven. Como la mayoría de los cofrades vallisoletanos, el Jueves Santo es uno de sus días favoritos. «Por la mañana salimos del Palacio de Santa Cruz, parando en la Universidad y luego en la Catedral. Esto hace que sea una procesión muy especial», afirma la joven.
Lucas Guerra (12 años) pertenece a la Cofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo desde que nació. «Uno de mis momentos favoritos es el Domingo de Ramos por que es la procesión de los niños y el Jueves Santo cuando voy con el incensario delante de mis titulares porque es una responsabilidad dentro de nuestra cofradía», relata el joven. Entre todos los sentimientos que se agolpan durante las procesiones, Lucas Guerra se queda con el «de responsabilidad y de pertenencia a mi cofradía».
Cayetano San José (6 años) de la Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad procesiona por segundo año a los pies de la Virgen. «Este es mi segundo año. El primero iba muy nervioso y se me cayó la cosa esa que nos dan para apoyarnos una vez… pero no se rompió, ¿eh?», explica entre risa el pequeño al que le gusta mucho « ir con mi traje negro y rojo y vamos andando despacito, y todos me miran. Es como si estuviera ayudando a la Virgen». «Mi momento favorito es cuando se abre la puerta y sale la Virgen, que huele a incienso y suena la música. Y también cuando me dan chuches al final de la procesión y agua porque tengo mucha sed. Y porque me dicen «¡qué bien lo has hecho!»», finaliza el niño.
Luna Pascual (8 años) de la Cofradía Penitencial y Sacramental de la Sagrada Cena confiesa que ser cofrade para ella es «acompañar a Jesús desde su entrada a Jerusalén hasta su crucifixión». Con casi toda su familia dentro de la cofradía, Luna Pascual entró a formar parte de ella en el momento en el que nació «aunque no salí en procesión hasta los tres años». Como la mayoría de cofrades su momento más esperado es el Jueves Santo «porque se celebra la última Cena de Jesús con sus discípulos, estoy acompañada de mi familia y amigos».
Nicolás Amo (11 años) pertenece desde que nació a la Cofradía de las Siete Palabras «y fue mi abuelo Paco el que me hizo cofrade porque él es a su vez de esta hermandad y me gusta ir con él a todas las actividades programadas». Aunque ha salido desde su primer año de vida en la procesión de La Borriquilla, ahora confiesa que «para mí la cofradía es todo el año porque participo de todas las actividades y de las misas de los domingos. Es verdad que cuando llega la cuaresma tenemos más actividad para preparar las procesiones de semana santa y sobre todo, los niños, en actividades en las que participamos todos y también ayudamos tanto en misa como en los cultos de la cofradía de monaguillos revistiéndonos con las ropas de monaguillo», relata el joven.
«Las procesiones que más me gustan son la de La Borriquilla del Domingo de Ramos, porque es uno de los días más especiales para los niños, la procesión del Miércoles Santo del Santísimo Cristo de las Mercedes que, no es porque sea de mi cofradía, pero es una de las procesiones más bonitas de la Semana Santa de Valladolid desde nuestra iglesia De Santiago hasta la llegada a la catedral. El viernes santo es otro de los grandes días de Valladolid y de la Cofradía de las Siete Palabras, porque tenemos el sermón, donde los niños también ayudamos, y la procesión general que es otro de los mejores días porque sacamos a las calles los siete pasos de la cofradía», finaliza Nicolás Amo.
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