Valladolid se muestra expectante ante el conmovedor Encuentro
El Cristo camino del calvario vuelve a encontrarse en Santa Cruz con la Virgen de las Angustias ante una ciudad entregada tras dos años de pandemia
Un retraso bien merece un encuentro. María de las Angustias y su Hijo se encontraron anoche en la calle de la amargura. Desafiaron al cielo, que por momentos volvió a llorar, y sobre todo emocionaron y conmovieron. Un encuentro que realmente significaba muchos encuentros pendientes entre las miles de personas que abarrotaban el centro después de tres años sin procesiones y aún con presencia de la lluvia pero que se esquivó con el aplazamiento de 30 minutos en la hora de salida.
Los paraguas comenzaron a abarrotar la plaza de San Andrés y la calle de las Angustias escasos minutos antes del inicio del desfile pero las ganas y las emociones facilitaron una vez caído el chaparrón, que la procesión se celebrase con la misma solemnidad que siempre e incluso más. Por momentos hubo caras de inquietud entre cofrades y espectadores, pero rápidamente cambiaron hasta el punto de que, por ejemplo, Nuestra Señora de las Angustias recibió los aplausos de sus hijos, de sus devotos, que se mostraban especialmente enternecidos al contemplarla salir de nuevo a la calle.
Se evidenciaba en los rostros que el dolor del encuentro de Cristo con su Madre sostiene y alivia incluso el encuentro de muchos ciudadanos tras dos difíciles años de pandemia en los que faltan muchos cofrades, donde no están muchos familiares y seres queridos… Unas circunstancias que quedaron evidenciadas en las caras de las hermanas de devoción, en los ojos de los penitentes bajo el capuchón, pero sobremanera en las medallas que iban entrelazadas en los siete cuchillos que se disponen a los pies de la Virgen de las Angustias y que pertenecen a hermanos cofrades fallecidos desde la última Semana Santa. Este detalle, discreto entre el adorno floral pero reconocible, se hacía llamativo porque las medallas destacaban entre los cuchillos, unos elementos metálicos que simbolizan los siete dolores de la Virgen.
Otros tantos devotos se sintieron aliviados porque el 'Cristo camino del calvario' (Miguel Ángel González Jurado y José Antonio Saavedra García, 2009) de San Andrés cargaba con el peso de la cruz, una carga con la que está viviendo la humanidad en unos tiempos de pandemia y de guerra, de injusticias y de egoísmos, que también recordaba a los cofrades y familiares fallecidos de la Cofradía del Despojado, como recordó el responsable de la predica de este año, el dominico Fray Carmelo Preciado O.P.
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Y en todo el recorrido la devoción y admiración era mutua con las dos tallas donde el exorno floral destacó sobremanera, más si cabe con el movimiento de las imágenes: las andas de la Virgen de las Angustias lucían más de 750 rosas de color blanco pureza y una pequeña flor llamada Fresia mientras que las andas del 'Cristo camino del calvario' iban decoradas con unas 300 rosas, 20 orquídeas o, lo que es lo mismo, una composición vegetal y floral en la parte superior donde se entremezclaban plantas, arbustos y flores como la rosa roja, orquídea, astromelia o iris. Y todo, los dos pasos, conseguido por el maestro florista Leopoldo Adiego.
También numerosos representantes institucionales entre los que destacaron el presidente de la Diputación, quien hizo la llamada de honor en las andas del Cristo o la concejala de Cultura de Ayuntamiento, Ana Redondo, quien hizo una ofrenda floral a la Virgen. Cabe destacar también que la llamada en el paso de la Virgen la hicieron varias enfermeras, colectivo especialmente vinculado con la penitencial pero sobre todo por su dedicación en esta pandemia.