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El fervor popular desafía la lluvia en los Carmelitas
Cientos de personas toman parte en el vía crucis penitencial que organiza la Junta de Cofradías de la Semana Santa de Segovia
Había unas ganas inmensas de subir a la Huerta de los Carmelitas y zambullirse en el vía crucis del Miércoles Santo, emblema de la Semana Santa segoviana. Y así se hizo. Llovió algo por la tarde y lo dejó. Después, la lluvia reapareció en el crítico momento en que los fieles empezaban la oración, tras el reparto de las velas, pero la hoja de ruta estaba marcada. Lluvia intermitente y unos cielos muy hermosos en el comienzo de un vía crucis que llevaba sin celebrarse en plenitud desde el año 2018, pues en 2019 el mal tiempo obligó a los organizadores a rezar en el interior del templo y en 2020 y 2021 todo el mundo sabe lo que ocurrió.
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La tarde caía y los fieles, con una vela en una mano y el paraguas en otra, empezaban a remontar el zigzagueante y empinado camino acompañando al Cristo de la Buena Muerte. El obispo, César Franco, y los responsables de las cofradías y hermandades seguían a la imagen barroca (de autor anónimo, del siglo XVII), que se custodia en la capilla del cementerio. Iba portada en andas, como siempre, e iluminada por varias velas. Segovianos y visitantes, gentes de todas las edades, sumaron sus oraciones en las distintas estaciones de un vía crucis que suele arrojar una de las panorámicas mas espléndidas de esta Semana Santa declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional. El Alcázar, iluminado, lucía imponente como telón de fondo.
San José y San Andrés
Casi al tiempo, el barrio de San José salió a la calle para venerar a Nuestro Padre Jesús Cautivo, talla de Juan Manuel Montaño (2015), de estilo sevillano, en la procesión de la Cofradía de la Piedad. Ni las cuatro gotas contadas que cayeron quince minutos antes de la hora prevista minaron la ilusión de las numerosas personas que esperaron la salida. Diez minutos después de las nueve se abrieron las puertas y ante las maniobras de los costaleros para sacar la imagen, prorrumpieron en una cerrada ovación, que tuvo su continuidad con las emocionadas palabras de uno de los integrantes de lla cofradía en la primera 'levantá'.
Acompañados por la banda de cornetas y tambores de Nuestra Señora de la Piedad para recorrer las calles del barrio, la procesión salió de la iglesia de San José pasando por las calles Berlín, Francisco Giner de los Ríos, Tomasa de la Iglesia, Bruselas... La solemnidad, el paso acompasado de los costaleros, aplaudidos en cada descenso y levantamiento de la talla hicieron vivir este Miércoles Santo de una manera profunda. El paso de Jesús Cautivo presentó alguna que otra novedad, como unas nuevas molduras en las esquinas y caras laterales del paso, de madera barnizada, situados bajo los respiraderos del paso entrando hacia los faldones, estrenados en este Miércoles Santo.
A las diez de la noche estaba previsto el comienzo del vía crucis y la procesión con la imgen del Santo Cristo de la Paciencia, en las calles de las Canongías, organizados por la feligresía de la parroquia de San Andrés. La imagen del Cristo de la Paciencia es una talla anónima del siglo XVII.
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