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Los desfiles nocturnos resultan siempre estremecedores. La algarabía previa al inicio de la procesión desaparece al instante y todo se vuelve silencio con los primeros ... pasos de la cruz guía.
A medianoche, los cofrades del Santo Sepulcro iniciaban el recorrido con el Santísimo Cristo del Perdón y la talla de la Quinta Angustia, titular de la procesión, que ha recuperado la devoción de los fieles palentinos tras décadas de un cierto olvido.
El silencio, solo roto por los toques del tambor que marcaba el paso de los penitentes que cargaban a hombros la imagen de la Virgen, sobre andas de plata. Y la luz, la de las velas de los hermanos, con el alumbrado público atenuado al máximo.
Y el acto central, íntimo, cargado de emoción, todos reunidos en la plaza de San Francisco. La cruz desnuda en el suelo y la voz de los cofrades recitando un largo listado de peticiones por los difuntos. A cada nombre, una vela colocada en torno a la cruz, decenas y decenas de velas. Llanto y recuerdo en la noche, camino de retorno en silencio, mucho más allá del tiempo previsto inicialmente.
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