El Indulto se vive con intensidad en la Plaza Mayor

Va vestido de penitente, de color nazareno, con el rostro cubierto por un verdugo y en las manos soporta el peso de unos grilletes metálicos que descansan sobre un cojín. El preso ve cada día más cerca el final de su pena, pero aún le queda algún tiempo, por lo que la gracia que otorga la participación en la procesión del Indulto es todavía un aliciente mayor.

Es la procesión de El Perdón e Indulto, una de las más jóvenes del ciclo penitencial palentino, y la segunda que organiza la Cofradía de la Misericordia. Como en el Santo Vía Crucis, del Miércoles Santo, vuelen a desfilar los dos pasos titulares de esta hermandad el Cristo de la Misericordia y la Virgen del Perdón, con la diferencia de que el miércoles es el Cristo el que se porta a hombro, mientras que la imagen mariana desfila en carroza. Mientras, el jueves, Nuestra Señora del Perdón es traslada a hombros por los cofrades, que tienen que soportar además el peso de la talla del apóstol Juan, el discípulo amado, al que como recordó desde la escalinata del Ayuntamiento el párroco Fernando Salomón, Jesús le entregó a María como madre tras ser crucificado.

En la plaza, al ritmo de la Banda de Música de Pollos, la imagen de la Virgen se arrodilló ante el Cristo, una que se culminó el acto del indulto, en este caso perdón, dado que el Gobierno no indulta a ningún preso en Palencia desde el año 2014. Una vez liberado el reo del peso de los grilletes, la procesión partió de nuevo hacia la iglesia de Nuestra Señora de la Calle.