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Rioseco recuerda a sus cofrades difuntos en la procesión del Encuentro«Si el cielo de Castilla es tan alto, es porque lo levantaron los campesinos de tanto mirarlo», expresó Miguel Delibes. Sin duda es lo ... que han debido hacer los riosecanos para, a pesar de la lluvia, poder hacer realidad la práctica totalidad de todos sus actos procesionales de su centenaria Semana Santa, que este domingo llegaron a su fin con la celebración de la procesión del Santo Encuentro, en la que participaron los pasos de Cristo Resucitado, popularmente llamado el Bailarín, y la Virgen de la Alegría. Cientos de personas siguieron el recorrido de los pasos con el acompañamiento de las bandas municipal y la leonesa de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús.
A media mañana, desde la iglesia de Santa María partió el Cristo Resucitado, que, pocos minutos después, se encontró con la Virgen de la Alegría en el atrio de la iglesia de Santa Cruz, donde cientos de personas esperaban el emotivo momento. Fue entonces cuando a la talla de la Virgen, que había salido del interior de la iglesia, se la retiró el velo y la capa de luto para mostrar toda la belleza de la talla del siglo XVII, a la vez que volaron al cielo varias palomas y el párroco, Alberto Rodríguez, destacaba la importante de la resurrección.
Los dos pasos siguieron juntos en procesión hasta las plaza Mayor, en la que el periodista y cofrade riosecano José Ángel Gallego llevaba a cabo por primera vez en esta procesión la emotiva y muy aplaudida lectura de una glosa en homenaje a todos los cofrades difuntos de la hermandad desde la Semana Santa del año pasado, a los que nombró, señalando que «su llama jamás se ha apagado y hoy brilla en cada una de las diecisiete varas mayores de todas nuestras cofradías». Además expresó que «hoy y aquí nada acaba. Hoy todo empieza y nosotros, cofrades de la que sabemos que es la mejor de las Semanas Santas, iniciaremos una nueva cuenta atrás hacia otra primavera». Al finalizar la glosa, los dos pasos bailaron al son del himno «La muerte no es el final», antes de que la procesión recorriera la calle Mayor para regresar a la iglesia de Santa María, en la que se celebraría la misa, durante la que las manolas llevaron a cabo la ofrenda de flores a la Virgen de la Alegría. A esta procesión, como es habitual, asistieron todas las varas y banderines de las cofradías riosecanas.
El mayordomo de la Hermandad de Jesús Resucitado y Virgen de la Alegría, Luis María Blanco, explicó que «he esperado con mucha ilusión este año, con ganas de representar a mis hermanos y hermanas cofrades lo mejor posible y disfrutar con familia y amigos», Aunque la Hermandad de la Resurrección se volvió a refundar hace unas décadas, fue una de las cofradías que ya existió en el siglo XVI, y de hecho, en 1593, ganó indulgencias y privilegios otorgados por el Papa Clemente VII, quedando agregada a la archicofradía de la Resurrección de Cristo establecida en la basílica romana de San Juan de Letrán.
Cuando finalizó la misa, los hermanos de la cofradía recorrieron con gran alegría las calles del pueblo, acompañados por los dulzaineros Zarabandos de Tordehumos. El próximo domingo, las cofradías celebrarán la misa de difuntos, tras la que tendrá lugar el traslado de pasos desde sus iglesias hasta el Museo de Semana Santa. Ya las túnicas, medallas, faroles y horquillas esperan en los armarios con impaciencia a que en Rioseco sea Semana Santa un año más.
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