El virus eclipsa el déficit real de sanitarios en Segovia: 150 enfermeras y 30 médicos en Primaria
Segovia está a la cola regional en la ratio de facultativos, recuerda el Colegio Oficial, y Satse pide duplicar el personal en el Hospital
«Los hospitales pequeños o los comarcales se encuentran con el problema de que no quiere venir gente». Estas palabras suenen como un SOS ... que lanza el presidente del Colegio Oficial de Médicos de Segovia, Enrique Guilabert, quien teme que la red sanitaria pública de la provincia aún encoja más por la falta de incentivos que atraigan a profesionales. Este mismo llamamiento, en tono menos vehemente pero con la misma convicción, también lo ha hecho el gerente único de Asistencia Sanitaria de Segovia, Jorge Elizaga. Ya en su declaración de intenciones, cuando tomó posesión del cargo en octubre de 2019 y sin la más mínima sospecha de una pandemia como a la que se enfrenta el sistema desde hace prácticamente un año, reconoció las dificultades de reclutar profesionales que se enrolaran en la sanidad segoviana.
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Ese era uno de los objetivos que se marcó Jorge Elizaga, aunque el coronavirus ha hecho saltar por los aires cualquier planificación y ha obligado a gestionar casi al día los recursos materiales y humanos y las prestaciones y servicios, al ritmo marcado por la enfermedad. A lo largo de estos casi once meses de pandemia ha sido difícil anticiparse a las oleadas.
Con este contexto laboral excepcional por lo que ha consumido a las plantillas y cambiante por lo mucho de imprevisible que ha tenido el virus, ¿tienen razón los sanitarios cuando se quejan de falta de personal? ¿Exageran cuando critican las sobrecargas de trabajo que asumen, o cuando han de doblar turnos, o cubrir las vacantes de compañeros sin refuerzos externos? ¿Cuántos hacen falta para cubrir la atención sin que resienta la calidad?
Son preguntas que buscan respuestas (y a veces las encuentran) en los datos sobre los recursos humanos que manejan las organizaciones profesionales y el propio Sacyl. Aunque el primer enigma es conocer con exactitud cuántos trabajadores están activos en el sistema, tal y como reconoce el presidente del Colegio Oficial de Médicos de Segovia. «Ni la Administración sabe qué personal tiene contratado, dónde o cómo lo tiene», anticipa Guilabert, quien reclama un «mayor control» para conocer con qué y quiénes se cuenta a la hora de cubrir las necesidades sanitarias de la ciudadanía segoviana.
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Por la seguridad del paciente
Pero el año de la pandemia ha trastocado todo, como también matiza la secretaria provincial del sindicato de enfermería Satse. En su exposición, Miriam Rubio apunta que el drama asistencial de la covid-19 ha llevado a los responsables de la gestión sanitaria a incorporar refuerzos a los de ya por sí necesitados planteles de enfermería en Segovia. Rubio calcula que «se han hecho por encima de plantilla unos 60 contratos en la Atención Primaria, tirando por lo bajo, que se añaden a los 162 que hay; y unos 160 en Especializada, también tirando hacia lo bajo, sobre los 365 efectivos existentes». Y aún así, «la provincia sufre la peor ratio de toda Castilla y León».
Arrastra la proporción más baja de enfermeros por habitantes más rácana de la comunidad autónoma. La central sindical profesional ha luchado desde hace tiempo por la denominada Ley de Seguridad del Paciente para «garantizar la seguridad en la atención sanitaria a través de un número suficiente» de efectivos en los hospitales, centros de salud y resto de entidades sociosanitarias, expone la delegada segoviana. Y ese objetivo pasa «indefectiblemente» por el incremento del plantel de enfermeros, apostilla Rubio.
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La situación del colectivo a lo largo y ancho de Segovia arma de razones a Satse para reclamar esas incorporaciones, tanto en el Hospital General como en el primer nivel asistencial a la que brindan cobertura los centros de salud y consultorios locales, muchos de ellos cerrados durante meses a causa de la reestructuración y centralización que hizo la Junta en la Atención Primaria para atajar la propagación de virus en el medio rural y optimizar los equipos disponibles.
Miriam Rubio cifra el déficit de personal en unos 500 profesionales en el cómputo total, de los que 150 tendrían que apuntarse en el debe de ese primer nivel asistencial. El resto iría para salvar la desproporción en el complejo hospitalario, lo que supondría, según los cálculos de Satse, la incorporación de unos 350 enfermeros al centro de la carretera de Ávila.
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Así, en lo que respecta a las dotaciones, «Segovia se encuentra muy lejos de la media de los países europeos al tener 2,5 enfermeras por cada mil habitantes», reitera la representante de este colectivo. En los estados miembros de la Unión, ese promedio es de 8,8 trabajadores de enfermería por cada mil ciudadanos, precisa al justificar ese medio millar de profesionales que hacen falta en Segovia.
Hasta 2.000 tarjetas de cupo
El cupo de pacientes asignado de media a cada profesional de enfermería que desarrolla su trabajo en la AtenciónPrimaria es de en torno a mil. En el medio rural, la ratio es algo más baja; pero está el añadido de los traslados que han de realizar entre pueblos incluidos en la misma zona básica de salud, matiza la portavoz de Satse, que cita algunos ejemplos de áreas periféricas que se salen de este guion y en los que cada enfermera puede llegar a asumir entre 1.800 y 2.000 tarjetas sanitarias, como ocurre en Cuéllar o Nava de la Asunción. «Es un barbaridad», incide Rubio. Aquel promedio también se dispara en los centros urbanos de la capital segoviana, donde hay trabajadores de enfermería que pueden tener a su cargo 2.000 potenciales pacientes.
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Segovia no solo está a la cola de Castilla y León en cuanto al personal de enfermería activo, sino que también es la última provincia de la región en dotación de médicos. El presidente colegial recuerda el informe demográfico publicado hace justo dos años, cuando todavía no se vislumbraba lo que se avecinaba con la irrupción de la pandemia del coronavirus.
Dicho análisis concluye que «con 395 médicos activos por cada cien mil habitantes, excluyendo a los colegiados mir, la provincia está un 12% por debajo del resto de la comunidad autónoma, donde esa ratio es de 447 por cada cien mil personas». El diagnóstico de la falta de galenos y de un recambio generacional requiere un tratamiento urgente, insiste el Colegio Oficial de Médicos, a sabiendas de que la saturada y sacrificada cobertura asistencial a la que ha obligado (y obliga) el coronavirus ha eclipsado cualquier previsión sobre las demandas estructurales de reforzar y aumentar las plantillas sanitarias actuales.
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Eso sí, cuando las aguas vuelvan a su cauce –que no será el mismo por la huella que está dejando la lucha frente a la covid-19 en el campo de batalla del sistema público de salud– el presidente colegial adivina dos caminos a seguir, y cada uno conllevará su correspondiente gestión de los recursos. Enrique Guilabert expone que, «si se quiere retomar el modelo tradicional y mantener la frecuentación que había antes de la pandemia en los consultorios del medio rural, se necesitarían entre 20 y 30 médicos más de los que hay ahora». Según las estadísticas de Sacyl, la Atención Primaria cuenta con una plantilla en las dieciséis zonas básicas de salud en las que se divide la provincia de 211 facultativos especialistas en Medicina de Familia y Comunitaria, de los que doce son plazas temporales, además de trece licenciados en Pediatría, y cinco odontólogos. Para el presidente de la institución colegial, esta opción será «difícil de mantener porque no van a encontrar» profesionales suficientes para devolver el ritmo de consultas a los pueblos. «No hay bolsa de reposición», repite Enrique Guilabert, quien además advierte del envejecimiento de los trabajadores que desarrollan su tarea en la Atención Primaria. Recuerda que, según el estudio de 2019, la edad media superaba entonces los 53 años, por lo que previsiblemente haya aumentado, y vuelve a dar la voz de alarma sobre la ausencia de relevo generacional para todos los galenos que van a jubilarse durante este decenio.
Cerca de los 65 años
La cuentas del estudio demográfico sobre la profesión son claras: el 45% de los médicos de Segovia se retirarán a lo largo de los próximos ocho años. La espada de Damocles que pende sobre el futuro del colectivo galeno todavía es más afilada en el medio rural. Ocho de cada diez facultativos que atienden los cerca de 300 consultorios repartidos por la dispersa geografía segoviana han cumplido los 55 años, reflejaba el informe. Los médicos reivindican un pacto de Estado para curar este mal. Por el contrario, la reposición es nula, las bolsas de empleo están «vacías», algo que sobre lo que también ha hecho hincapié en ocasiones el propio gerente de Asistencia Sanitaria al analizar los recursos humanos con los que cuenta la sanidad provincial.
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Dermatología y Otorrinolaringología, las especialidades que más cuesta cubrir
Bolsas de empleo con telarañas, personal eventual que el sistema devuelve a la calle a la espera de futuras convocatorias de oposiciones o de concursos de traslados y escasas contrataciones. Son algunos de los síntomas a través de los que cuales se manifiesta un mal que aqueja a la sanidad pública autonómica y del que también se resiente la provincia segoviana. Por el momento, Sacyl ha tratado de aliviar de afección del déficit de sanitarios mediante la movilidad, una receta que no se ha expedido únicamente para los traslados geográficos, sino que también se ha prescrito para cambios en especialidades y áreas.
Hay un catálogo de servicios, que se actualiza periódicamente, en el que figuran aquellas unidades que se ven lastradas en su prestación asistencial por la falta de personal específico. La Gerencia de Asistencia Sanitaria de Segovia, a cuyo frente está el también director del Hospital General, Jorge Elizaga, concreta cuales son aquellas áreas en las cuesta más encontrar profesionales que completen las plazas de las plantillas estructurales. Son las llamadas especialidades de difícil cobertura. El centro asistencial de referencia en la provincia tiene sus particulares carencias, que, según indican fuentes de la gerencia, se centran a día de hoy principalmente en Dermatología y Otorrinolaringología; aunque hay otras especialidades que en ocasiones también son problemáticas en el Hospital de Segovia por su compleja cobertura. Son los casos de Anestesiología, Traumatología, Radiodiagnóstico o Neumología, añade el presidente del Colegio Oficial de Médicos, Enrique Guilabert. En esta última, le consta que «no paran, están echando horas lo que no está escrito y hasta se llevan trabajo a casa».
En el área de Dermatología, Enrique Guilabert también es consciente de la complejidad de abarcar toda la demanda de pacientes que hay, a pesar de que se ha habilitado un sistema para evaluar la prioridad.
En la especialidad de Medicina de Familia y Comunitaria «solo se formarán en los próximos diez años el 36% de los especialistas requeridos para cubrir el número de jubilaciones previstas». Es una de las conclusiones del diagnóstico demográfico elaborado por Dairo Gutiérrez a partir de la foto fija sacada a la profesión. El autor del análisis concretaba al diseccionar los datos extraídos que en Segovia solo se forma el 33% del personal necesario para asegurar el relevo generacional en la profesión médica.
La segunda opción postpandemia que apunta el presidente colegial para por afianzar y apuntalar la reordenación que diseñó la Consejería de Sanidad y que, en parte, «se ha hecho ya sin querer» durante la crisis sanitaria desencadenada por el coronavirus. Aquellos planes que el departamento que dirige Verónica Casado no ha guardado en el cajón tuvieron una experiencia piloto en la comarca zamorana de Aliste antes de que la pandemia pusiera patas arriba la gestión.
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Reorganización en marcha
Se trata de reestructurar el primer nivel asistencial en el medio rural y de optimizar y racionalizar los recursos diseminados en los pueblos, que se concentrarían en torno a centros agrupados. Es un modelo similar al adoptado para engarzar la enseñanza rural, que requeriría, por ejemplo, un sistema de transporte específico debido al envejecimiento de la población que habita en estas áreas 'vaciadas'. Como explica Enrique Guilabert, durante la primera oleada del coronavirus, los médicos de cabecera de los pueblos se han concentrado en los centros de salud, sin necesidad de ir presencialmente a los pueblos. Se ha impuesto la atención telefónica –agrega–, «algo que ni los profesionales ni los usuarios quieren».
Este el panorama. La escasez de enfermeros y médicos, la carencia de determinados especialistas persiste doce años después de que estudios estatales y autonómicos comenzaran a vislumbrar el grave problema que se avecinaba. La formación no se ajustaba a las necesidades, y el personal envejecido empezaría a causar baja por jubilació
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