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Una pareja de recién casados se fotografían ante las hoces. El Norte

El turismo nupcial crece en Segovia gracias a su encanto rural con historia y vistas únicas

Riaza, Carrascal del Río o Ayllón ponen en valor el impacto turístico de novios, muchos desde Madrid, que celebran allí sus enlaces o los complementan con ceremonias paralelas

Martes, 22 de julio 2025, 08:23

Una provincia como Segovia, con tantos escenarios que bien valen una foto de salón, es tierra fértil para las bodas. Para casi siete millones ... de residentes en Madrid que buscan un sitio bonito para casarse, un atractivo al que tampoco renuncian los segovianos o los vecinos de localidades vecinas más modestas en población. La tendencia a personalizar cada vez más los enlaces y a reducir su tamaño para obrar esa mayor autenticidad ha hecho el resto. Matrimonios pequeños –y no tan pequeños– que nacen al albor del Duratón, junto a las montañas de Riaza o en el privilegiado entorno monumental de Ayllón. Unos pueblos que cada vez tienen más expedientes por esas fotos de bodas que se hacen virales: en pocos ámbitos funciona mejor el boca a boca. Bodas atraen bodas. Y su impacto económico es bienvenido.

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Riaza ya oficia más bodas en el mirador de Peñas Llanas, por encima de la ermita de Hontanares, que en el Ayuntamiento. «Habitualmente, se hacían en el salón de plenos, pero yo les caso donde quieran», subraya su alcalde, Benjamín Cerezo, que no solo facilita la llegada de contrayentes reduciendo al mínimo las tasas, sino que ofrece alternativas.

Unos novios se retratan ante la ermita de San Frutos. El Norte

Esas ceremonias a domicilio se pensaron en un principio para los restaurantes del pueblo, pero la remodelación de este enclave durante la pandemia lo ha convertido en un imán. De hecho, llegó antes la primera boda que su inauguración. «Se empezó a correr la voz y casi toda la gente que viene me pide casarles allí». Un enlace de junio fue paradigmático: una pareja de Madrid que visita con frecuencia la zona para esquiar o hacer senderismo. Al final fue una ceremonia sorpresa, pues los novios llegaron por separado al Ayuntamiento, se lo encontraron vacío y recibieron instrucciones: «Sube al coche». Y al mirador.

«A la gente le encanta porque las vistas son tremendas, salen unas fotos espectaculares. Estaba todo verde; como es roble, aquí no cae la hoja hasta octubre», relata el alcalde. Cerezo ha llegado a casar a una pareja en un parque infantil de la villa, con los novios subidos en un elefante que lleva ahí más de cuarenta años. Habla del salón de plenos como «un sitio de acuerdos y discusiones» que en realidad es lo más uniforme que hay, como los aeropuertos.

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Tasas más baratas

El paisaje permite explotar las fortalezas de Riaza. «En el mirador llevaré fácil cuarenta o cincuenta bodas. Si encima les pico…» Más de la mitad de la media anual, entre unas quince y veinte ceremonias, son allí. Hasta en noviembre, en un vendaval. «Nos abrigamos y ya está».

Una forma de atraer visitantes. «Se casarán la gente del pueblo, pero la mayoría es de fuera», añade el regidor. Y estrechan un vínculo que continúa después, pues es un peregrinaje habitual y lleva a valorar la compra de, por lo menos, segundas residencias. La última boda fue un miércoles. «Veintitantas personas comiendo en un restaurante. Luego estaban tomándose algo en un bar de copas. Por eso a mí me interesa promocionar las bodas, al final, todo es economía», subraya Cerezo.

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«A la gente le encanta porque las vistas son tremendas, salen unas fotos espectaculares»

Benjamín Cerezo

Alcalde de Riaza

Por eso antes costaba 200 euros y ahora, 25. «Gente que viene, consume y va a repetir». El ejemplo es la actriz de 'Los Serrano' Candela Blanco. Dos de sus acompañantes en la ceremonia se casaron también allí. Recuerda una boda con traductor al inglés y otra con un chihuahua en el salón de plenos.

Si Riaza, con escasos 2.200 empadronados, supera en algunas fases del verano los 14.000 pobladores reales, Carrascal del Río, a los pies del Duratón, tiene más plazas hoteleras que habitantes: 136. Su alcalde, Gabriel Pérez, esgrime las ventajas de sus reducidas dimensiones. «Es mucho más fácil casarte aquí que en una capital. Los municipios estamos con los brazos abiertos a que venga la gente a realizar este tipo de eventos, son acontecimientos, es como un día festivo. Y repercute en lo económico, hace que se alquilen las casas rurales, un montón de cosas».

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Su pueblo cuenta con los enlaces municipales –ya sea en el salón de plenos o en restaurantes– y los religiosos. Ambos comparten un mismo incentivo: las vistas desde la ermita de San Frutos, quizás el mejor mirador de las hoces. Da igual donde se dé el sí, las fotos son ahí. La tramitación de los expedientes es más lenta en los religiosos –la última palabra la tiene el sacerdote local– pero se abre la mano.

«Nosotros no cobramos nada por oficio. Y la disponibilidad. Si alguien se quiere casar un jueves, sin problemas»

Gabriel Pérez

Alcalde de Carrascal del Río

«El número está aumentando porque cada vez la gente huye más de las grandes capitales para hacer estas cosas y busca pequeños rinconcitos donde estar más a gusto, en familia», explica el alcalde. Y las facilidades, los costes mínimos. «Nosotros no cobramos nada por oficio. Y la disponibilidad. Si alguien se quiere casar un jueves, sin problemas», apostilla Gabriel Pérez.

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Tiene dos programadas próximamente en el salón de plenos. Ese activo económico va más allá del acto administrativo, pues el peregrinaje para la foto lo hacen en la pre o post boda novios que se casan en otros lugares. Un paso obligado para muchos, que también repiten. «Estamos lejos de que se convierta en una fuente recurrente de ingresos, todo es bienvenido. Un grano no hace granero, pero apoya al compañero».

La provincia tiene enclaves como Torrecaballeros, por su proximidad a Segovia y su colección de restaurantes, por eso su ayuntamiento ofrece una disponibilidad casi total para celebrar enlaces. «Te olvidas de tenerla que hacer un viernes por la mañana, pedir el día en el trabajo y que los invitados no puedan ir. O hacer una boda falsa. Cobran una tasa y está muy bien para las arcas municipales», subraya la vicepresidenta de alojamientos de la patronal hostelera Hotuse, Casilda Giráldez.

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Enlaces de celebridades

Hay otros que están despuntando como la ermita de La Aparecida, en Valverde del Majano. Explica el trámite jurídico como una cuestión de disponibilidad de fechas. «Lo suelen hacer porque no tienen más remedio. Me quiero casar en mi pueblo, solo se puede los viernes, voy con los testigos y el sábado hago una ceremonia con fiesta y banquete. No es que a la gente le apetezca tener dos celebraciones, lo suelen hacer por obligación». Por eso juntar en un solo acto lo administrativo y lo festivo atrae cada vez más.

Los Claustros de Ayllón, un convento con más de ocho siglos, han convertido al pueblo en otro epicentro provincial de bodas. Su propietario consolidó el escenario en Madrid y adquirió fama con los enlaces del futbolista Dani Carvajal o del cantante David Bisbal.

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De hecho, la provincia de Segovia ha sido el escenario elegido por algunas figuras populares para casarse. Después han llegado enlaces más mundanos que han dejado riqueza en la zona, sobre todo en alojamientos, pues el complejo apenas tiene plazas hoteleras. «Hay bodas que llegan a completar alojamientos hasta El Burgo de Osma (Soria). Al principio era gente más exclusiva, pero ahora es más habitual ver a cualquier persona de un poder adquisitivo normal», subraya su alcaldesa, Rosalía Martín. Muchos hacen el trámite administrativo allí y luego viven la 'performance' con una experta en ceremonias en el complejo. O vienen casados de origen. A eso se añaden las bodas en la iglesia.

Un calendario que va de mayo a octubre, con añadidos como convenciones o reuniones de empresa. El restaurante El Parral, un punto tradicional de bodas, da alguna menos, pero lo palía con las prebodas, que no se celebran en los Claustros, que sumó hotel y restaurante mediante un edificio anexo dentro de la misma finca. «Los viernes en verano es muy normal que haya prebodas». Los novios de Ayllón proceden sobre todo de Madrid, pero también de Aranda de Duero y, en menor medida, Segovia capital. «La mayoría no tienen ninguna relación familiar con el pueblo. Gente que se quiere casar fuera».

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Ponen el ejemplo reciente de un rumano y una china que vivían en Leganés. «Como ellos, hay bastante gente que te dice que han estado buscando por la zona y han elegido Ayllón. Los Claustros fueron a lo mejor el punto de partida, pero nos hemos convertido en un destino para bodas, hasta en invierno».

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