La terna sale a hombros en la corrida de la feria de Cuéllar
Los diestros David Mora, Daniel Luque y el cuellarano Javier Herrero obtienen trofeos en la lidia de los Lagunajanda
F. Monje
Cuéllar
Miércoles, 29 de agosto 2018, 23:08
Festejo estrella de la feria taurina de Cuéllar, donde se acartelaron David Mora, Daniel Luque y Javier Herrero para lidiar cinco ejemplares de Lagunajanda y uno de La Glorieta, desiguales de presentación, varios de ellos muy ofensivos y que fueron aplaudidos de salida, en general les falto casta y fuerza. La plaza registró un tercio de entrada en tarde soleada. Triunfo de los tres espadas, que salieron por la puerta grande.
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En el primero,David Mora se estiró bien a la verónica y gustándose. Bien en banderillas Otero y Tejero. Ya con la muleta el de Toledo anduvo en todo momento ventajista, evitando cruzarse y muy despegado en momentos. La faena fue basada sobre la mano derecha, al natural apenas se acopló. Mató de estocada entera y recibió palmas tras petición en la que el presidente actuó correctamente al no conceder la oreja. A su segundo lo recibió de manera correcta, un ejemplar que se desplazó bien en los capotes y que en varas blandeó. Con la muleta realizó una faena intermitente, tandas de más ligazón y embroque, conjugadas con otras despegadas y llenas de pases sin repercusión. Mató de estocada entera contraria que le obligó a descabellar tras un aviso y recibió dos orejas muy generosas.
Daniel Luque recibió de manera correcta a su imponente antagonista de pelaje castaño. El ejemplar mostró nobleza, pero falta de raza y motor ya que se apagó muy pronto siendo un auténtico marmolillo. Con él Luque anduvo voluntarioso sobre ambas manos, pegándose auténticos arrimones ante las astifinas astas, con el propósito de robar las escasas embestidas. Dos pinchazos arriba y media estocada en el sitio, recibió una oreja. Su segundo fue un ejemplar que blandeó ya de inicio y con el que Luque anduvo voluntarioso pese a la escasez de la transmisión de las embestidas del astado. El diestro no cesó en su empeño y fue arrancando tanda tras tanda en las acometidas. El público se entregó y aplaudió la disposición y los terrenos comprometidos que pisó. Mató de estocada entera fulminante, recibió dos orejas y rabo, y el toro una injustificada vuelta al ruedo.
Javier Herrero se estiró bien a la verónica en su primero. Ya con la muleta firmó lo más destacado al natural, con pasajes de enorme plasticidad y torería. Al toro le faltó mayor transmisión y casta para que la faena hubiera tenido aún más rotundidad, ya que el de Cuéllar estuvo en todo momento muy voluntarioso. Tras una estocada entera recibió una oreja. Con el que cerró plaza Herrero estuvo nuevamente muy dispuesto; el ejemplar, que fue el de mayor movilidad de los lidiados, le permitió desarrollar su concepto del toreo. Bien en el inicio doblándose por abajo, y luego lo más destacado sobre la mano derecha , cuando cuajó buenos muletazos. Mató de estocada entera que le obligó a descabellar y recibió una oreja.
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